La experiencia de pasar casi 30 en migración para entrar a la isla de Aruba, pareciera ser exclusiva para los venezolanos. Al llegar al aeropuerto de Aruba, lo primero que escuchó una mujer venezolana fue: “Buenos días, su pasaporte. ¿Puede mostrar todo el dinero que trae en efectivo y la tarjeta de crédito?”. Después de obedecer, la funcionaria pregunta “¿Tiene una carta de garantía? Permítame verla”.
Luego de terminar de verificar los datos, le pide a la venezolana que se ubique a un lado a esperar. Se hicieron llamadas y se verificó que era real la carta de respaldo, que ahora deben otorgar arubeños o residentes a visitantes venezolanos sin reserva de hotel.
Según reseña El Nacional, dar una carta de garantía no es algo que muchos puedan hacer. Debe demostrar que se tienen ingresos por cantidad sobre los 4.500 florines (2.500 dólares) al mes para respaldar la estancia del extranjero.
Finalmente, luego del tortuoso proceso, la mujer pudo ingresar a la isla y fue recibida por los familiares que la esperaban como tantas veces que ha ido a un país que es su otra casa.
Sin embargo, la historia de los turistas venezolanos que visitan la isla, ubicada a tan sólo 25 kilómetros de la costa venezolana, tan lejos como los están Caracas y La Guaira, tiene un tinte aún más particular.
Los criollos se identifican por sus gorras de béisbol o la tricolor de la filiación política de preferencia, haciendo cola en los cajeros automáticos de los bancos. También se les ve fotografiando la abundancia de productos en los supermercados, o merodeando por las calles en busca de un sitio donde sacar de una tajada los dólares de las tarjetas que permite el gobierno usar a viajeros en el exterior.
A pesar de que no es ninguna novedad, el fenómeno de los “raspacupos” en Aruba ha ido en crecimiento. Son 700 dólares a la disposición de los venezolanos que visitan la isla, por mínimo 7 días, con el propósito de sacar el máximo provecho a las divisas y traer a Venezuela la mayor cantidad de efectivo, que en apenas 30 minutos de vuelo se multiplica por casi 800, según la tasa del mercado negro de esta semana. Lo que les permite multiplicar el debilitado presupuesto mensual se robustece para pagar los gastos corrientes.
José, un joven que viajó a Aruba con el objetivo de aumentar sus ingresos, relató: “Fui con un amigo que ya había ido dos veces en el año. Nos buscó al aeropuerto una pareja de colombianos que arregló todo. Llegamos a una pequeña posada donde podíamos cocinar si queríamos, pero nos llevamos galletas y algunos enlatados para comer allá. A las 8:00 am nos llevaban al centro, en el bulevar, y nos iban a buscar al final de la tarde, para que no gastáramos en electricidad y agua dentro de la posada. Así que caminábamos por toda esa zona de comercios. Pagamos 10 dólares por el traslado del aeropuerto a la casa y unos 25 dólares por cada noche de alojamiento. Eran personas muy amables”.
La situación es percibida por los arubeños de una manera muy negativa porque consideran que ese tipo de turistas podría alejar a otros, de lo que vive este país de 103.441 habitantes.
La jefe de la Autoridad de Turismo de Aruba (ATA), Ronella Tjin Asjoe-Croes, señaló que no hacen distinción entre el tipo de turista venezolano que llega al país. “El mercado venezolano es muy importante, representa el segundo de la isla, de hecho ATA ha estado presente por 43 años promoviendo responsablemente el turismo de Venezuela hacia Aruba con el apoyo de nuestros socios de turismo como las aerolíneas, operadores, representantes de hoteles y agencias de viajes”.
El año pasado Aruba recibió 249.593 turistas desde Venezuela que representó 32,75% de crecimiento en comparación con 2013, a pesar del endurecimiento de las restricciones del uso de divisas que el Gobierno venezolano impuso recientemente. Para 2015, hasta el mes de agosto, 191.798 venezolanos habían visitado la isla, lo que representa un aumento de 49,88% en comparación con la misma temporada de 2014, según fuentes de la ATA.
Según indica la firma Ecoanalítica, los “raspacupos” no desaparecen, pero la liquidación de divisas para viajes en el extranjero se ha reducido 36% con respecto al año pasado.
Por otro lado, el periodista Tito Laclé, director del portal informativo NoticiaCla.com, aseveró que “la gente en sí no tiene problemas con que vengan los venezolanos, pero que no se metan con los arubeños como algunos lo están haciendo. Una persona va a un supermercado y se le acercan para comprar la mercancía y conseguir dinero en efectivo. Otros piden ayuda en forma incorrecta y hasta hacen trucos para robar a personas. La gente aquí en Aruba se siente acosada. Ha ocurrido que han perseguido a personas hasta sus casas y luego los asaltan. Por supuesto, este fenómeno no pasa con todos, pero es ahora la percepción que hay en general sobre los venezolanos. En una isla pequeña como Aruba, muy rápidamente esto se convierte en un problema”.