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¡ABRUMADOR! Abusos, exorcismo, celos y horror: El atroz caso de las adolescentes que asesinaron a su amiga de 12 años

Hace 30 años, en enero de 1992, cuatro jóvenes secuestraron, torturaron y quemaron viva a Shanda Renee Sharer. Los homicidas fueron identificadas y apodas como Melinda Loveless (16 años, la mente asesina) Mary Laurine Tackett (17 años, la cómplice violenta), Hope Rippey, (15 años, la aliada del horror) y Toni Lawrence (15 años, la arrepentida).  

Infobae

De acuerdo al amplio relato de Carolina Balbiani, en un artículo publicado en el portal Infobae, «Familias violentas y disfuncionales, relaciones abusivas y mentes perturbadas confluyeron para que la historia de la niña culmine de una manera atroz». 

En 1990, Melinda Loveless se puso de novia con una chica del colegio, muy deportista, llamada Amanda Heavrin. En marzo de 1991, Melinda por fin se animó y salió del clóset. Le dijo a su madre que le gustaban las chicas. Marjorie, al principio, se enojó, pero luego acabó aceptándolo. 

Amanda y Shanda Sharer se conocieron también en 1991. Se hicieron muy amigas y Melinda, inmediatamente, estalló de celos. Por eso, cuando su relación con Amanda Heavrin empezó a deteriorarse, le echó la culpa a Shanda, esa preadolescente cinco años más chica que ella. Simplemente la odió. 

Shanda y Amanda asistían juntas a clases de danza. Melinda un día las confrontó y amenazó a Shanda. 

Los padres de Shanda estaban muy preocupados por la relación de su hija con Amanda. Finalmente, se decidieron y la sacaron del colegio. Pensaron que así terminarían con esa «amistad» rara y con tanta diferencia de edad. En noviembre, la transfirieron a un colegio católico. Creían que una institución con valores más firmes funcionaría como contención. Lograron separarlas por un tiempo. 

A pesar del distanciamiento de Shanda y Amanda, Melinda no se arregló con su ex. Sus celos de Shanda no se habían apaciguado. Quería hacerla escarmentar. 

EL CRIMEN 


El 10 de enero de 1992, Laurie Tacket (17) pasó a buscar a Toni Lawrence (15) y a Hope Rippey (15) en su auto. Ni Hope ni Toni conocían en persona, todavía, a Melinda Loveless (16). Si bien las tres sabían de los planes de Melinda para «asustar» a su rival amorosa Shanda Sharer (12), tampoco conocían a la víctima. 

Apenas llegaron a la casa de Melinda le pidieron ropa prestada. Ella, envalentonada, les mostró un cuchillo y les contó cómo iba a asustar a Shanda. En el camino hacia lo de su enemiga, volvió a explicarles por qué detestaba a la chica: era una “perra” que le había robado a su novia Amanda. 

El plan era que Hope y Toni tocarían la puerta, le dirían que iban de parte de Amanda Heavrin y la invitarían a ir con ellas a un sitio llamado “El Castillo de las Brujas”. 

Lo siguieron al pie de la letra, pero Shanda les respondió que no podía ir: sus padres estaban despiertos y no la dejarían marcharse. Les sugirió que volvieran después. 

La banda de las cuatro decidió hacer tiempo y se fue hacia la ciudad a un concierto de punk rock. Hope y Toni no estaban para nada interesadas en la música. Conocieron a dos chicos y resolvieron volver al parking y, en el auto de Laurie, mantuvieron relaciones con ellos. Finalmente, las cuatro emprendieron el camino de regreso a la casa de Shanda. Melinda iba como loca repitiendo que no podía esperar para matarla. Al mismo tiempo, les confesó que encontraba atractiva a Shanda y que tendría sexo con ella. 

EL ATAQUE


Esta vez fueron Laurie y Hope las que bajaron a buscar a Shanda, Toni no quiso hacerlo. Shanda salió con ellas y se subió en la parte trasera del vehículo. Melinda estaba escondida debajo de una manta y en la mano tenía empuñado un cuchillo desafilado. Saltó sobre Shanda y le apoyó el cuchillo en el cuello. Lo que seguiría serían nueve horas de amenazas y brutales torturas. 

Condujeron el coche con dirección a Utica, Indiana, donde estaba El Castillo de las Brujas, una construcción de piedra destruida, en una colina desolada que da sobre el río Ohio. 

Melinda enceguecida sacó el cuchillo e intentó degollarla. La falta de filo hizo imposible sus intentos. La lastimaba, pero no lo suficiente y la víctima peleaba por su vida. Fue entonces que Hope salió del auto para ayudarlas a mantener a Shanda inmóvil contra el piso. Laurie y Melinda se turnaron entonces para apuñalarla en el pecho y golpearla con un hierro. Le hicieron tajos en las piernas y, después, le pusieron una soga al cuello. Apretaron con todas sus fuerzas y Shanda cayó desmayada. La subieron al baúl del auto y le dijeron a Toni que estaba muerta. 

Con Shanda aprisionada fueron hasta la casa de Laurie donde tomaron algo y se limpiaron la sangre de sus manos y brazos. En eso estaban cuando escucharon gritos que venían de fuera de la casa. Más precisamente del auto. Shanda estaba viva y a los alaridos. Laurie salió iracunda con un cuchillo pequeño para vegetales. Abrió el maletero y la apuñaló varias veces más. Volvió dos minutos después bañada en sangre. Se metió en la ducha, se limpió y luego tomó sus piedras y runas para leerles el futuro. 

Un rato después, Laurie y Melinda salieron a dar una vuelta con el auto. Shanda, a pesar de todos los golpes y puñaladas, seguía emitiendo ruidos que sonaban como gorjeos y llantos. Laurie detuvo la marcha y bajó a mirar. Abrió la tapa y Shanda se sentó de golpe, toda cubierta de sangre, intentó hablar, pero no le salían las palabras. De pronto se le dieron vuelta los ojos hacia atrás. Laurie tomó el mismo hierro con el que la habían atacado antes y le comenzó a pegar hasta que Shanda quedó totalmente en silencio. 

Redacción Maduradas con información de Infobae

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