Si la conectividad es uno de los marcadores del desarrollo y en especial del desarrollo en la globalización, entonces nuestro país está en acelerado proceso de sub-desarrollo, contra-desarrollo o anti-desarrollo. Así por ejemplo, se está haciendo cada vez más difícil salir o entrar a Venezuela por vía aérea. Maiquetía es un aeropuerto más aislado que el de Kabul en Afganistán. Y eso no es retroceso sino salto en el vacío del desastre. En sentido similar, ya tenemos uno de los servicios de Internet más lentos o atrasados de América Latina. Acaso Cuba nos salve del último lugar.
Nuestras bibliotecas universitarias no pueden estar al día con la bibliografía especializada, porque no hay recursos para ello. Y hasta los artistas internacionales de cualquier tipo de género musical, ya no nos incluyen en sus rutas de conciertos y recitales, porque se les hace casi imposible llegar al país, y además tienen justificado temor de permanecer acá por causa de la extrema inseguridad. Aislados en la Caribe estamos sobreviviendo los venezolanos. ¿Hasta cuándo?
Por: Fernando Egaña / Quinto Día