Vecinos de La Pastora en Caracas, el viernes 30 de abril, relataron lo que sucedió el día que el beato, José Gregorio Hernández, fue mortalmente atropellado tras salir de la farmacia Los Amadores.
AFP
El médico visitó a una paciente que estaba gravemente enferma y al percatarse de que no tenía dinero para ir a comprar el medicamento, salió a comprarlo y en el camino fue arrollado por un carro.
En ese entonces la prensa que reseñó sobre el entierro del doctor Hernández indico que, literalmente, ese día se agotaron las flores en la capital venezolana.
“Precediendo el cortejo, humildes hijos del pueblo a quienes congregaba la gratitud, iban portando las primeras coronas, las primeras flores cortadas en los jardines del Ávila, en ofrenda a quien, cuál seráfico, tenía el alma tan pura como ellas”, reza la nota.
En el acto, que duró más de una hora, asistió desde el general Juan Vicente Gómez, presidente de la República, hasta el más humilde artesano. Los comercios cerraron sus puertas y los teatros clausuraron sus funciones para que los empleados pudieran acudir al funeral.
“No era un muerto a quien se llevaba a enterrar; era un ideal humano que pasaba en triunfo, electrizándonos los corazones; puede asegurarse que en pos del féretro del Dr. José Gregorio Hernández todos experimentábamos el deseo de ser buenos”, expresó, sobre el momento, el novelista Rómulo Gallegos.
La Iglesia y el pueblo venezolano se llenó de júbilo el viernes 30 de abril al celebrarse el acto de beatificación de José Gregorio Hernández, el médico de los pobres.
Redacción Maduradas con información de Noticias al Día
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