La Moringa parece ser la cura a todos los males. Todo el mundo la recomienda, empezando por los políticos venezolanos que se dedican a recomendársela a sus contrincantes. De la boca del presidente Nicolás Maduro y del mismo Henry Ramos Allup la hemos escuchado nombrar, haciendo alusión a que un té de Moringa es lo mejor que hay para calmar los nervios y relajarse.
Foto: News Report.
Incluso en algunas sesiones de la Asamblea Nacional, Ramos Allup ha llevado sobres de la dichosa planta, para regalárselos a los diputados oficialistas. BBC.com, reseña que esta planta fue puesta de moda en Cuba por el mismo Fidel Castro, expresidente cubano, quien la definió como “el secreto para la desnutrición y el método de su propia curación”, debido a sus múltiples propiedades medicinales.
La «hierba mágica», como muchos la conocen, es originaria del norte de India, Etiopía, Filipinas y Sudán, crece en los alrededores del Himalaya, pero se cultiva en su mayoría dentro de los trópicos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en inglés).
Palo de Tambor, Rábano Picante y El Mejor Amigo de Mamá, son algunos de los nombres que se le han dado a esta hierba en distintos lugares del mundo. Puede llegar a medir hasta ocho metros de alto, se abre en forma de paraguas y produce flores de olor dulce.
Según la FAO sus hojas «son ricas en proteínas, vitaminas A, B y C, y minerales: muy recomendables para mujeres embarazadas y lactantes, así como para niños pequeños». Cura los espasmos, las úlceras y las inflamaciones, además de propiedades hipocolesterolémicas e hipoglucémicas. ¡Sirve para todo! Podrían contarse 300 enfermedades que pueden curar y prevenirse con la Moringa.
Lo que le faltaría es que tomarla trajera dones de sabiduría por toneles. Ahí si le prepararíamos un termo entero todos los días a Nicolás, a ver si así se le ilumina el entendimiento.