El pasado sábado 25 de enero, la vida de una migrante venezolana, de 18 años de edad, radicada en Buenos Aires, Argentina, cambió de manera radical luego de haber sido drogada y violada durante su primer día de prueba en el trabajo.
Captura – archivo
Todo comenzó el miércoles 20 de enero cuando a través de un grupo de Facebook, la joven oriunda de El Tigre, estado Anzoátegui, encontró la publicación de Garzón Martínez, que solicitaba una vendedora para su local de ropa.
La joven se puso en contacto de forma privada con el hombre, tal como indicaba su anuncio.
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Thays Campos, madre de la afectada contó a El Nacional que su hija conversó con el hombre sobre las condiciones de horario, pago y estatus legal. Sin embargo, de una forma inusual, el futuro empleador, le consultó si era soltera, y si tenía hijos, aludiendo un “yo tampoco”, cuando la víctima respondió de forma negativa.
Después, el agresor le hizo una invitación previa a cenar para hablar del trabajo, en una especie de entrevista personal, y ella lo rechazó.
Garzón Martínez pareció aceptar de buena manera el rechazo y respetar la decisión, por lo que acordaron realizar una jornada laboral de prueba, el día sábado 23 de enero, en horario de 9:00 am a 2:00 pm.
Ante la insistencia del hombre en los encuentros previos, Campos alertó a su hija de no comer ni beber nada que le ofrecieran durante el día.
Sin embargo, cerca de la hora de salida, dos clientas ingresaron al local y, mientras las atendía, Garzón Martínez le acercó un vaso de agua que dejó sobre el mostrador y continuó con sus actividades previas al cierre.
Poco después de tomar el agua, la joven comenzó a sentirse mareada y vio cómo su empleador cerraba el local.
Inmediatamente le mandó un mensaje a su mamá a través de WhatsApp: «‘Creo que el dueño de donde trabajo me drogó porque me siento mareada‘».
La mamá de la joven venezolana estaba en el hospital con su esposo. Al recibir el mensaje decidió llamar a la policía. Salió apresurada rumbo al local.
En el negocio Garzón Uniformes encontraron a la joven venezolana con el pantalón mojado, la ropa interior desajustada, vistiendo una camisa sucia del agresor y, aparentemente, dopada.
Redacción Maduradas con información de El Nacional
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