Desplazados de la ciudad de Mariupol, explican a su llegada a la ciudad ucraniana de Lviv, la cual está a 70 kilómetros de Polonia, como se encuentra la ciudad tras los ataques perpetrados por las fuerzas de Rusia luego de que el presidente Vladimir Putin ordenó invadir Ucrania.
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“No existe una vía intacta, en cada calle hay edificios arruinados, ni siquiera hay una calle que haya resistido. No queda nada”, contó Alexander, un electricista de una fábrica de Mariupol.
Mariupol se ha convertido en una ciudad mártir que ha sido arrasada y devastada por los rusos, el cónsul griego de Mariupol, Manolis Androulakis, el último diplomático europeo en dejar, el martes pasado la ciudad asediada, en la que ayudó a decenas de compatriotas a escapar, también denunció el espanto.
“Espero que nadie nunca vea lo que vi yo”, dijo.
“Mariupol pasará a ser parte de las ciudades que han sido totalmente destruidas por la guerra, como Guernica, Coventry, Aleppo, Grozny y Leningrado”, denunció.
Cientos de desplazados y refugiados ucranianos llegan a la estación de Lviv, desde las ciudades del este bombardeadas e intentando escapar hacia Polonia, que queda a unos 70 kilómetros.
Alexander explicó que logró salir del infierno de Mariupol, ciudad portuaria sobre el mar de Azov que desde hace semanas resiste el asalto de las fuerzas rusas, con otras cincuentas personas. Son todos Testigos de Jehová y aseguran que gracias a la fe pudieron ser evacuados.
“Nuestros hermanos de fe arriesgaron su vida para sacarnos de Mariupol. Gracias a ellos pudimos salir”, confirmó Yanna, otra integrante del grupo, de 38 años y amiga de la novia de Alexander.
En la estación Lviv, se encuentran decenas de voluntarios con alimentos y bebidas para atender a los ucranianos que lograron huir del conflicto armado iniciado por las fuerzas rusas.
El joven desplazado informó que en Mariupol no existen servicios básicos como agua, calefacción, ni electricidad.
«La leña que encontrábamos la cortamos y hacíamos fuego, con el que nos calentábamos y preparábamos de comer lo que había… E íbamos en busca de agua”, relató.
En Mariupol la semana pasada fue bombardeado un famoso Teatro Dramático donde se refugiaban centenares de mujeres y niños -de hecho los rusos atacaron pese a que afuera podía leerse escrito en el suelo niños, en ruso-, luego, fue atacada una escuela de arte donde también buscaban resguardo 400 personas. Las autoridades ucranianas admiten que la ciudad, que contaba medio millón de habitantes, ha sido destruida en un 90 por ciento.
Los desplazados que llegan a Lviv, no tienen planificado que hacer ahora que han logrado huir de los embates de la guerra en la ciudad de Mariupol.
“Espero descansar unos días y seguir viaje”, aseguró Alexander.
La ciudad de Mariupol,cuenta con 80% de la población es rusófono, pero evidentemente no quiere a los rusos, que tiene el segundo puerto más importante de Ucrania después de Odessa, representa una pieza estratégica en esta guerra debido a que es el último obstáculo para la reunificación, vía terrestre, de Crimea (ya anexada por Rusia en 2014) con los territorios del Donbass.
“La ciudad está destruida definitivamente, pero la gente es fuerte, resiste”, aseguro Alexander.
“Los militares están listos para seguir adelante luchando hasta la muerte. No se van a rendir”, contó..
El arzobispo greco-católico de Kiev, Sviatoslav Shevchuk, en su videomensaje cotidiano denunció que la población de Mariupol muere de hambre.
“La ciudad de Mariupol está viviendo un verdadero genocidio. Centenares de personas se mueren de hambre y no sólo en la ciudad, sino también en sus alrededores”,
“En los territorios temporalmente ocupados se están perpetrando verdaderos crímenes contra la humanidad”, clamó.
Redacción Maduradas con información de El Nacional
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