José Carlos Gómez, fotógrafo que acompañó a Nicolás Maduro en su primera campaña presidencial, reveló cómo descubrió que el chavismo se redujo a “show y negocio”.
Foto: AFP
De acuerdo con lo publicado por Al Navío, Gómez fue contratado por la agencia de publicidad Contextus, propiedad de Mónica Ortigosa, quien a su vez trabajaba contratada para una empresa de marketing político de Brasil.
Entre algunas tareas, Gómez estuvo encargado de ser “los ojos de Chávez” durante la campaña electoral. El fotógrafo debía mostrar todas las actividades de los recorridos de Chávez.
Asimismo, un recibió el encargo de fotografiar las viviendas del Plan Misión Vivienda Venezuela. Recibió un listado de 25 proyectos habitacionales, pero solo pudo retratar cuatro.
“Algunas de las misiones estaban tomadas y controladas por malandros que decidían quién entraba y quién salía y que hasta cobraban peaje por pasar por allí”, explicó.
En otro apartado, indica que la «farsa» también era «interna» y que Chávez buscaba convencer a los suyos de que todo lo malo que pasaba no era su culpa, sino de otros.
“Hasta la una de la madrugada, nadie sabía dónde sería la campaña el día siguiente. Supuestamente era para que los gobernadores y alcaldes chavistas no supiesen por dónde se aparecería Chávez. Así no tendrían tiempo de asfaltar las calles o hacer las obras a última hora que nunca hicieron porque se robaron el dinero”, cuenta. Asegura que, con esa táctica, el fallecido expresidente enviaba un mensaje a los suyos. Quería hacer ver que siempre era engañado, que nunca estaba enterado de ninguna de las corruptelas cometidas. Así se habría popularizado la creencia de que “a Chávez lo engañaban”. Pero su propio fotógrafo pudo darse cuenta fácilmente de toda la mecánica. “Era bastante obvio que estaba al tanto de todo, conocía y toleraba toda la corrupción”, añade.
Como una de las mentiras montadas en campaña recuerda que en la primera campaña de Nicolás Maduro, dos mujeres se acercaron con las franelas de Henrique Capriles, el candidato que se le oponía. Y Maduro llegó para convencerlas de que su proyecto era mejor. El entonces candidato las convenció en pocos minutos y se hizo las fotos con sus nuevas seguidoras.
“Era un montaje barato, unas mentiras muy mal hechas. Ellos saben que nadie se las cree pero necesitan seguir manteniendo el show, porque lo que les importa es seguir repartiéndose el negocio. Desde la campaña hasta la misión, lo único que importa es seguir con los contratos”, explicó el exfotógrafo presidencial.
Por otra parte, cuestionó la estructura presidencial de Nicolás Maduro, asegurando que son duplicadas y han afectado la imagen del chavista y dio como ejemplo a la responsable de prensa presidencial, Teresa Maniglia, familiar del almirante Orlando Maniglia, exembajador en Alemania.
“Las fotos que hacen de Maduro son pésimas. Hasta le hacen fotografías en modo automático en las que el fotógrafo no decide nada. Si eso sucede con la imagen de Maduro, te puedes imaginar qué sucede de allí para abajo”, explica.
Redacción Maduradas con información de Al Navío
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