El presidente de Colombia, Iván Duque, cumplió este miércoles sus primeros cien días en el cargo, un periodo en el que las vicisitudes propias del Gobierno y una difícil relación con la oposición le han puesto cuesta arriba el inicio de su mandato de cuatro años.
En el campo internacional, Duque cumplió su promesa de campaña de retirar si Colombia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) por considerarla un instrumento al servicio del chavismo y ha defendido en distintos foros la necesidad de mantener el aislamiento al régimen de su homólogo venezolano, Nicolás Maduro.
La crítica al chavismo y la necesidad de que la comunidad internacional ayude a Colombia a enfrentar el éxodo de decenas de miles de venezolanos ha sido una constante en sus visitas a la Asamblea General de la ONU en Nueva York, a las instituciones comunitarias en Bruselas, en foros internacionales en París o en su encuentro con el papa Francisco en el Vaticano.
“El Gobierno se ha ganado el reconocimiento por su liderazgo en la lucha contra el narcotráfico, y en la denuncia de la crisis humanitaria y democrática causada por la dictadura de Maduro”, resumió su partido en un balance de estos primeros cien días de la Administración de Duque.
Duque, que como candidato del partido uribista Centro Democrático ganó las elecciones más polarizadas que recuerde Colombia, asumió la Presidencia el pasado 7 de agosto y el arranque de su Gobierno no ha sido la tradicional “luna de miel” con el poder.
En sus primeros días como presidente ha mostrado cercanía a la gente en sus viajes por el país y se ha mantenido fiel a su promesa de no gobernar mirando “el espejo retrovisor”, pero su carisma no le alcanza para conquistar a una oposición de izquierdas implacable tanto en el Congreso como en las redes sociales.
Una de sus medidas más osadas fue la de acabar la práctica del Ejecutivo de repartir cargos públicos y partidas del presupuesto entre políticos a cambio de su apoyo en el Congreso, conocida en el país como “mermelada”, lo que le ha provocado dificultades para construir una mayoría legislativa.
Sin embargo, Duque dijo este lunes que prefiere no tener una apisonadora en el Congreso, con mayorías como sus antecesores, sino “un trato respetuoso donde permitamos que se construya sobre la base de argumentación sensata, la argumentación posible, la argumentación necesaria”.
“En estos cien días le hemos mostrado al país que hay coherencia, hemos presentado políticas para la discusión pública, sin aplanadoras, pero permitiendo la deliberación serena y necesaria donde se respete el papel del Congreso”, afirmó este miércoles al presentar el nuevo Plan Nacional de Desarrollo.
Información de EFE.