Odebrecht, amiguismo y obras inconclusas en Venezuela, literalmente la empresa que consiguió un paraíso capitalista en el socialismo de Hugo Chávez.
Odebrecht encontró un paraíso para capitalistas en la Venezuela socialista de Hugo Chávez, donde el gigante de la ingeniería consiguió enormes oportunidades de negocios gestadas bajo la sombra de la estrecha amistad entre el gobernante bolivariano y el ex presidente brasileño Luiz Ignacio “Lula” Da Silva.
La compañía brasileña obtuvo contratos públicos de miles de millones de dólares sin tener que medir fuerzas contra sus rivales en licitaciones y cuando incumplía con las condiciones, el tema no pasaba a convertirse en escándalo público como suele suceder en otros países.
Pero la experiencia no ha sido igual de favorable para los venezolanos. La mayoría de las obras otorgadas a la empresa brasileña muestran distintos grados de demoras en su ejecución y los costos frecuentemente han terminado disparándose, llegando en ocasiones a superar dos o tres veces los montos inicialmente pactados.
“Algunas de estas obras debían estar inauguradas en 2012, pero muchas de ellas permanecen inconclusas, mientras que las explicaciones oficiales brillan por su ausencia”, advirtió Transparencia Venezuela, el capítulo del país sudamericano de la ONG internacional, en un informe publicado a mediados de año.
Pese a involucrar gigantescos volúmenes de recursos, el secretismo del gobierno venezolano en torno a su relación con la empresa deja a oscuras los términos de las operaciones.
El país ni siquiera sabe cómo fue que Odebrecht terminó apoderándose de las mayores obras de construcción emprendidas en Venezuela, manifestó desde Caracas Mercedes de Freitas, directora ejecutiva de Transparencia Venezuela.
“Sabemos muy poco sobre estas operaciones. No tenemos información de que se hayan abierto concursos, ni siquiera tenemos información si esos acuerdos representaron peticiones de precios”, dijo De Freitas, cuya ONG ha denunciado en reiteradas ocasiones que la falta de transparencia en Venezuela ha convertido al país en uno de los más vulnerables a la corrupción en el mundo.
“Al parecer todas fueron adjudicaciones a dedo. No tenemos ninguno de los contratos. No tenemos información sobre la calidad de las obras exigidas, de los precios, plazos de entrega, si había subcontrataciones, o no. De los planes, o de los diseños”, agregó.
Odebrecht, que enfrenta su propio escándalo de corrupción en Brasil, no respondió a las solicitudes de entrevistas realizadas por el Nuevo Herald.
El inicio de una muy lucrativa amistad
La empresa brasileña llegó a Venezuela en 1992, obteniendo un contrato para construir un centro comercial en Maracaibo y seis años después se adjudicó un importante contrato relacionado con obras vinculadas a la construcción de la línea 4 del Metro de Caracas
Pero fue con la llegada a la presidencia de Lula en Brasil y de Chávez en Venezuela cuando Odebrecht comenzó a acaparar las grandes obras públicas en el país sudamericano.
Ambos, lula y Chávez, veían a Odebrecht como un vehículo, como una plataforma, para generar negocios entre ambas naciones.
Antonio De La Cruz, director ejecutivo de Inter American Trends. Había cierta intencionalidad en esos esfuerzos por favorecer a la compañía brasileña, explicó desde Washington Antonio De La Cruz, director ejecutivo de la firma de asesores Inter American Trends.
“Ambos, Lula y Chávez, veían a Odebrecht como un vehículo, como una plataforma, para generar negocios entre ambas naciones”, en medio de los intentos del gobierno bolivariano por incrementar su influencia en la región, explicó De La Cruz.
“Es allí cuando la compañía comienza a obtener gigantescos contratos, como el segundo puente sobre el Río Orinoco, y otras de las grandes obras de infraestructura en Venezuela”, señaló de La Cruz.
El que la empresa brasileña fuese escogida por Venezuela para asumir esas obras fue explicada en su momento por el propio Chávez bajo términos de amistad y aprecio.
Problemas bajo tierra
Pero las demoras no se han limitado en la construcción de los puentes.
La empresa también registra pronunciados retrasos en la entrega de las obras del metro de Caracas, un trabajo de gran envergadura que incluye la construcción de la Línea Dos, la Línea Cinco y el Metro Caracas-Guatire.
El último de los tres es un proyecto de construcción valorado en $2,000 millones que pretende conectar a Caracas con las ciudades satélites de Guarenas y Guatire, que debía haber estado terminado para el 2012.
La fecha posteriormente fue postergada para el 2015, el 2016 y quedó para el 2019, según el informe de Memoria y Cuenta del Ministerio de Transporte y Comunicaciones del 2013.
Una vez construido, el proyecto contaría con una línea de metro de 6.7 kilómetros y una línea de ferrocarril ligero de 31.4 kilómetros.
No obstante, la obra solo había sido construida en un 19.4 por ciento para finales del 2014, pese a que las labores habían comenzado en el 2007.
Más avanzada está la Línea Cinco, la cual mostraba un grado de avance de 82 por ciento, de acuerdo con las declaraciones brindadas en agosto por el entonces ministro de Transporte Terrestre y Obras Públicas, Haiman El Troudi.
El ministro también dijo en esa oportunidad que preveía inaugurar la primera estación este año, pero el inicio de operaciones se produciría con una demora de cuatro años.
En el 2006, Chávez había anunciado que la línea de 7.5 kilómetros entraría en operaciones para el 2011.
En el caso de la Línea Dos, ya está operando. La obra de 10.2 kilómetros comenzó a ser construida en el 2001 para conectar a Caracas con la vecina ciudad de Los Teques, y viene prestando un servicio parcial desde el 2006.
No obstante, la línea tiene en operación solo dos de las siete estaciones programadas, y es poco probable que las restantes cinco sean inauguradas este año como fue anunciado.
Por Antonio María Delgado / El Nuevo Herald.