La ministra de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Carmen Meléndez, realizó la mañana de este jueves una inspección al Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela, en Caracas, para activar un operativo de seguridad que se extenderá a otras tiendas de la ciudad. Señaló que los clientes que suelen esperar desde la madrugada para comprar alimentos, como ocurrió en este supermercado, hacen cola «porque quieren».
«Si se vienen a las 2 de la mañana es porque quieren, porque con la capacidad que esto tiene, la gente que va llegando, va entrando y va saliendo», dijo Meléndez, quien paseó por los pasillos de uno de los principales establecimientos de la red de abastos del Estado, en compañía del ministro de Alimentación, Yván José Bello; la ministra de Comercio, Isabel Delgado y el vicepresidente de Soberanía Alimentaria, Carlos Osorio.
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Cuando se le preguntó si desde el Gobierno tenían alguna estrategia para eliminar colas como esa, tan incómodas para los clientes y que a las 10:20 am de este jueves superaba las 500 personas en ese lugar, Meléndez dijo que han pensado en especificar el horario y hacerle entender a la gente que abren a partir de las 8:00 am.
«Si llegan antes, hay que ordenarlos, prestarles las medidas de seguridad», dijo. E insistió: «Pero ellos lo hacen porque quieren».
No quiso hablar sobre la escasez, constatada en otros supermercados y documentada por este y otros medios nacionales, a quienes señaló como «generadores de colas».
Por su parte, la ministra Isabel Delgado responsabilizó directamente a los medios de comunicación de «crear una zozobra, básicamente de redes sociales, que no se corresponde con la realidad».
Mientras la ministra Meléndez pedía «calma a la población», las personas que esperaban afuera también cuestionaban el trato preferencial otorgado a los bomberos y a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), quienes entraban y salían cargados de bolsas, sin hacer ni una de las cinco colas, como el resto de los mortales: la primera, en la calle, cerca de la Zona Rental; la segunda, rejas adentro, en el patio de la entrada; la tercera, para que los funcionarios del Saime chequearan a los compradores con sus cédulas; la cuarta, con los carritos de mercado, a punto de pasar al almacén; y la quinta, para pagar.
Desacuerdo casi unánime
De 20 personas entrevistadas, 18 se mostraron en desacuerdo con las declaraciones de las ministras.
Berenice Bracho, ama de casa de 54 años que vive en Cúa y tiene siete hijos a los que mantener, dijo sentirse «burlada». «No pueden decir que yo vengo a hacer una cola porque quiero. Yo salí de mi casa a las cuatro de la mañana, llegué aquí a las seis e hice cinco horas de cola porque tengo que comprarle comida a mis hijos y allá donde vivo no hay nada, los anaqueles están vacíos», señaló.
En cambio, José Villasana, un señor de 62, consideró que los constantes mensajes que corren en Twitter «hacen que la gente se sobresalte y salgan corriendo a comprar aunque tengan comida en la casa». Aseguró, sin embargo, que su hija fue quien lo mandó a hacer la cola para el pollo, que no les falta, «pero por si acaso».
Quienes salían con sus compras y se paraban a descansar, eran alentados por funcionarios de la GNB a agilizar el paso y a abandonar el lugar. Mientras tanto, otros se quejaban por el gran ausente: el detergente en polvo; ese por el que se han peleado en días recientes en varios supermercados de Caracas.
Anaqueles llenos… pero invisibles
Tras las declaraciones de las autoridades, el equipo de Contrapunto hizo algunas tomas de apoyo en video que mostraban anaqueles surtidos y carritos en la cola para pagar; surtidos también con productos básicos como aceite, arroz, café, azúcar y papel higiénico, únicamente en raciones dobles.
Irían adjuntas en esta nota, de no ser porque dos trabajadores de ese Bicentenario obligaron al camarógrafo a borrar las imágenes, en compañía de dos funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana.
«No se puede grabar aquí adentro, está prohibido y debe borrarlo para no ir preso», fue el argumento de uno de los uniformados que custodiaba la cuarta cola: la de la gente que esperaba con los carritos para entrar.
Fuente: Contrapunto.