Hay historias que te tocan el alma, que una que vez las escuchas no puedes seguir como si nada. Se trata de historias como las de Bryan, un muchachito de 14 años que dejó de lado su vida de adolescente por la de un adulto que debe responsabilizarse de su mamá.
Crédito @CaracasMetro/El Estímulo.
Todos los días puedes encontrarlo en la estación Plaza Venezuela, por la salida del bulevar de Sabana Grande, donde vende sus dibujos hechos en hojas blancas tamaño carta. Cada uno puede costarte hasta 300 bolívares. Es un regalo, tomando en cuenta la calidad artística con la que están hechos.
Su propósito de ventas está claro: necesita ayudar a su mamá. Hace dos meses ella se lanzó del cuarto piso de una torre cercana a La Previsora, y, aunque sobrevivió, no puede caminar. Por eso le tocó a Bryan trabajar para poder costear sus medicinas y pañales, como se lo sugirió su tío.
En el Metro hay quienes lo quieren y lo cuidan, pero también hay otros que, en vez de ayudarlo, si es posible, le meten el pie para que se caiga.
“Él siempre se sienta ahí sin molestar a nadie. A veces está acompañado de un amigo. Tiene que competir con los pedigüeños y demás buhoneros que están aquí. Pero, para nuestra sorpresa, siempre le compran algo”, dijo Deisy Bracho, encargada de una perfumería cercana a donde se sienta Bryan.
Sus clientes disfrutan al comprar algunos de sus dibujos. Además de considerarlos muy atractivos, sienten la necesidad de ayudarlo para conseguir el sustento diario.
Este chamo está consciente de que nada ni nadie podrá detener sus sueños y su voluntad de cumplirlos, por eso asegura que en lo que se gradúe de bachiller ingresará a la Universidad Central de Venezuela y estudiará Contaduría, reportó para El Estímulo el periodista Jefferson Díaz.
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Redacción Maduradas