Este jueves 9 de noviembre se llevó a cabo el Miss Venezuela 2017, donde Sthefany Gutiérrez, representante del estado Delta Amacuro, con tan solo 18 años se coronó como la mujer más bella del país.
Foto: EFE
Para esta gala, fue más notorio cómo ha atacado la situación económica del país a este tipo de eventos, que en las décadas de los 70 y 80, Venezuela era un país lleno de lujos abundancia y excesos, reseñó BBC Mundo.
En esa época, la realización del Miss Venezuela sugería una reunión familiar para disfrutar de una gala magnífica con grandes espacios, excelentes artistas y animadores de alta talla.
El escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka dijo a BBC Mundo que «en los años 80 se crea esa idea de que producimos mujeres bonitas».
A pesar de que el certamen fue realizado exitosamente, y aún se mantiene la tradición de disfrutarlo y ver quién es coronada como la mujer más hermosa de Venezuela, ya no es lo mismo que hace unas décadas. La propia gala es un reflejo de la crisis actual.
«El Miss Venezuela que uno recuerda ya no existe ni existirá», dice Barrera Tyszka.
Anteriormente, la gala era celebrada en espacios como el Poliedro de Caracas, contaba con la participación de artistas de la talla de Celia Cruz y era animado por grandes personalidades del mundo de la televisión, como Maite Delgado. Todo eso se redujo a lo mínimo.
Maite Delgado, quien participó en el certamen en 1986 y luego fue su animadora durante 15 años, comentó: «Era una Venezuela distinta, una época dorada a nivel de presupuestos y de factura. Era una escuela y referencia de televisión como uno de los grandes shows en América Latina».
Por su parte, Roland Carreño, quien fungió como jefe de prensa del certamen y es cronista social, rememoró: «Era el espectáculo más costoso de la televisión venezolana y el de mayores ingresos publicitarios».
«Era una suerte de ungüento para curar las heridas del alma nacional. La gente se sentía feliz. Ahí es cuando se crea el mito de la belleza venezolana», afirma Carreño quien consideró que todo ha cambiado para «peor», pues el certamen pasó de ser algo enorme y majestuoso, a ser algo modesto y muy sencillo.
Y asimismo, Maite lamentó: «Es fiel reflejo de la realidad del país (…) Es triste porque era un patrimonio importante. Es triste ver empequeñecer año a año algo que era grande (…) La magia necesita presupuesto».
Redacción Maduradas con información de BBC Mundo
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