Juan Pujol García, catalán, es, sin lugar a dudas, un caso único en la historia que no solo logró engañar a Hitler, al hacerse pasar por un espía de sus fuerzas durante la Segunda Guerra Mundial, sino que cambió el rumbo de este conflicto bélico: todo sin necesidad de tener preparación alguna en materia de espionaje y solo armado de su enorme imaginación.
Pujol nació en 1914 y se dedicó, antes de incorporarse a las filas nazis, a criar pollos y a trabajar en un modesto hotel.
De acuerdo con lo reseñado por Infobae, el hombre no era el más “honesto”, ni el más “piadoso”, pero sí poseía una gran “imaginación, temple, capacidad histriónica, verba florida y convincente, y un cerebro febril digno del mejor novelista de best sellers”.
Con tan solo 22 años de edad y en pleno conflicto entre republicanos y fascistas en la sangrienta guerra civil de entre 1936 y 1939, se unió a las filas republicanas. Sin embargo, su aversión hacia la izquierda lo “empujó” a las fuerzas franquistas. Luego, también renunció a estas últimas.
Infobae señala que, al final, “predominó la formación liberal emanada de su padre”.
Cuando las tropas de Hitler invadieron Polonia, Pujol, furioso, decidió unirse al MI5 de Inglaterra. Quería ser parte del Servicio de Inteligencia de los aliados, pese a no saber hablar inglés.
A la par, se alistó en el campo nazi, también como espía, y logró su cometido: inventó una red de 27 falsos colaboradores dispersos por toda Europa que le transmitían datos clave. Y, para hacer más creíble su treta, indicó que no podía dar sus datos, ya que podrían ser detenidos por el enemigo.
Eso sí, dio algunos datos en detalle que le permitieron dar matices más creíbles a su historia.
Una vez aceptado, le dieron el nombre clave de Arabel.
Pujol, desde entonces, trabajó como doble espía de ambos bandos, pero afín solo al frente de los aliados. Entonces, le hizo creer a los alemanes sus mentiras siempre operando desde Lisboa.
Fue gracias a su “ingenio, su capacidad literaria y la creación de datos falsos” que logró ganarse la confianza de Hitler. Justo eso le permitió, luego, desinformar a los alemanes.
De hecho, Pujol advirtió al Tecer Reich sobre operaciones terrestres, marítimas y aéreas y hasta llegó a lamentar el asesinato (falso) de dos de sus colaboradores. Colocó un aviso fúnebre en un diario y los alemanes creyeron la historia hasta el punto de indemnizar a la viuda.
Por su parte, mientras Alemania se preparaba para enfrentar el mayor ataque de los aliados en toda la guerra: la invasión a las playas de Normandia, Pujol convenció a Hitler de que el lugar elegido no era Normandia, sino el Paso de Calais.
El hecho es historia: Alemania quedó hecha un desastre. Hitler se pegó un tiro y Pujol, considerando que su vida corre peligro, desaparece en Angola con su esposa y sus tres hijos. El MI5 hace rodar la noticia de que ha muerto de malaria.
En 1949 se muda, con los bolsillos llenos, al pueblo de Lagunillas en Venezuela. Allí se separa de su esposa y vuelve a casarse con Carmen Cilia. Luego, se convierte en tendero.
Fundó la Casa del Regalo y ofreció a sus clientes la posibilidad de comprar los útiles escolares de sus hijos en cuotas.
Murió en 1988 y es enterrado en Choroní.
Fue el escritor británico Nigel West, experto en temas de espionaje, quien lo rastreó y develó su verdadera historia: la de un doble agente sin experiencia que ayudó a cambiar el curso de la guerra y fue, además, condecorado por los dos países con la Cruz de Hierro alemana y la Orden del Imperio Británico.
Redacción Maduradas con información de Infobae
Lea también: