Un artículo del portal The Economist señala que la economía venezolana va en una estrepitosa caída libre y colapsa como un país en guerra. El medio hace un resumen de los últimos acontecimientos en Venezuela y la repercusión económica que han tenido.
The Economist también destaca el cómo la radicalización del Gobierno, al colocar a dirigentes del chavismo como Tareck El Aissami en el gabinete, ha resultado beneficioso para el régimen, que se afianza mientras la economía se desmorona.
Venezuela necesita rescate económico y renovación política, pero es difícil imaginar de dónde provendrán. La mejor esperanza había sido las conversaciones entre el Gobierno y la oposición, que son mediadas por el Vaticano y por Unasur, un organismo regional. Pero se rompieron en diciembre después de que la oposición acusara al Gobierno de renunciar a las promesas de liberar a los presos políticos (aunque liberó algunos) y restaurar los poderes del Parlamento, agrega el portal.
Respecto a las voces de protesta por la crisis venezolana, el artículo añade que los mensajes más duros deben venir de los vecinos y de los organismos regionales de Venezuela. Mercosur, bloque comercial sudamericano, suspendió a Venezuela el mes pasado por violar sus principios democráticos. La Organización de los Estados Americanos debería hacer lo mismo.
La dura verdad es que la influencia de los forasteros es limitada. El cambio puede llegar eventualmente cuando una facción del ejército u otra decide que el riesgo de colapso social supera la oportunidad de beneficiarse de la crisis. Incluso eso es poco probable que sea una buena cosa. Los soldados con poder político rara vez son buenos oyentes, analiza The Economist.
Redacción Maduradas/ Con Información de The Economist.
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