“Sentí el mismo vacío que tenía cuando llegué del entierro de mi madre”, expresó Estefanía Díaz Rivero, una periodista venezolana residenciada en Chile, quien relató lo que vivió al llegar el domingo a su lugar de trabajo, el diario El Mercurio, el cual la noche anterior fue quemado por radicales manifestantes.
Foto: Estefanía Díaz Rivero
«A eso de las 11:00 a. m. crucé la puerta principal y lo vi. Sentí el mismo vacío que tenía cuando llegué a casa tras el entierro de mi madre. Mi lugar de trabajo era una desolación, mi sustento, el espacio donde me he desarrollado como profesional, cubierto de hollín por el fuego abrasador», comentó la comunicadora.
Díaz Rivero contó que llegó al lugar gracias a una persona, quien aprovechó la falta de transporte público para trasladar a otros ciudadanos varados en la ciudad, por el toque de queda decretado por el Gobierno.
Confesó que observar su sitio de trabajo destruido por hordas vandálicas, le recordó a cuando los medios de comunicación en Venezuela son atacados por los colectivos chavistas o los denominados círculos bolivariano.
«Durante la conversación con Pedro (a quién llamaré así para mantener su derecho al anonimato), recordaba mis años trabajando para el diario El Nacional en Caracas, Venezuela, cuando los círculos bolivarianos afectos a Chávez, agredían a la institución, con motos, piedras, balas y spray para dejar su marca satánica», expresó.
Redacción Maduradas con información de El Nacional
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