Mientras millones de venezolanos pasan la cuarentena confinados en sus hogares, grupos de niños entre 8 y 15 años de edad se mantienen en las calles con el techo como único cielo, en riesgo no solo por el virus originado en Wuhan, sino de la inseguridad y el hambre.
El Diario / Yazmely Labrador
Escapados de sus hogares o abandonados por sus familias, la paralización de la cotidianidad caraqueña reduce sus posibilidades para alimentarse. Antes de iniciarse la cuarentena decretada por el régimen de Nicolás Maduro a mediados del mes de marzo, los pequeños comían entre tres o cuatro veces al día pidiendo alimentos en las salidas de los restaurantes o locales, ahora comen solo una vez.
Aseguran que no le tienen miedo al virus, sino al hambre.
En un callejón de Las Mercedes, al este de Caracas, un joven que dice tener 14 años de edad cuenta cómo aprendió a cuidar de sí mismo y «a los suyos», luego de un año viviendo en esa zona antes de salir de su antigua casa en Caricuao, y de que su madre emigrara a Colombia.
A pesar de la amplia campaña a través de diversos medios para informar sobre los síntomas y medidas preventivas para evitar el contagio del covid-19, afirma que no sabe cómo se propaga el virus ni entiende por qué es importante el uso del tapabocas.
«Antes siempre te daban algo en las salidas de los restaurantes y eso, ahora ya no se puede. Por eso venimos a los mercados, aquí la gente al salir nos ayuda con algo pero no siempre es igual», contó para El Diario.
Otro de los chicos que forma parte del grupo de cinco, que dice tener 13 años de edad, relató que su madre también vive en las calles y su padre está preso. No le gusta estar en la calle desde el inicio de la cuarentena, aunque lo único que decidió cambiar fue el horario de ir a resguardarse en una construcción ubicada en Chacaíto, a las 6:00 pm o 7:00 pm, para evitar encontronazos con los policías.
«¿Miedo? Miedo es estar aquí con el cielo como techo», dijo uno de ellos.
Para Carlos Trapani, coordinador general de Cecodap, los niños son los «más invisibilizados y los doblemente vulnerados. No solo han perdido a su familia, si no que se encuentran en riesgo producto de la cuarentena. Es muy difícil establecer estrategias de protección”.
Redacción Maduradas con información de El Diario
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