A medida de que el coronavirus avanzaba en su cuerpo, los mensajes que Madhvi Aya, una enfermera de 61 años de Nueva York, le enviaba a su familia cada vez eran más esporádicos y precisos. Para su esposo y su hija, esto un claro ejemplo de que las cosas no marchaban bien.
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Durante semanas, Aya combatió arduamente a la cepa del covid-19. Sus familiares no la podían visitar por las medidas que que prohibían su movilización, así que permaneció en una cama durante un mes en el Woodhull Medical Center, en donde trabajó pro varios años.
La enfermera, mejor que nadie, sabía lo que le estaba pasando. Pero trataba siempre de mantener a sus allegados informados sobre lo que ocurría y también les contaba sobre los fuertes dolores de pecho que sentía.
Un día, Minnoli, su hija de 18 años de edad, le escribió un alentador mensaje para darles ánimos. Le manifestó cuanto la necesitaba y la seguridad de que Aya iba a superar el virus.
¡Buen día, mami! ¡Es un nuevo día! Todavía estoy rezando para que vuelvas a casa y a mí a salvo. Necesito a mi mami. Necesito que vuelvas a mí. Tú eres la única que me entiende o trata de entenderme. Y no puedo vivir sin ti. Ninguno de nosotros puede vivir sin ti. Confío en ti, por favor, defiéndete. No te rindas porque yo no me rindo. Tú eres muy fuerte, mami. Te amo mucho más de lo que puedas imaginar.
Sin embargo, la respuesta de su madre fue esta vez más precisa que nunca:
Te amo. Mamá volverá.
Horas después de la conversación, el corazón de Aya dejó de latir. La enfermera presentó sus primeros síntomas y estuvo cumpliendo la cuarentena en su casa hasta que su salud empeoró a los pocos días.
Minnoli Aya
Redacción Maduradas con información de Infobae
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