El hambre sigue matando niños en la Venezuela «socialista», donde el comer se ha vuelto un lujo que no todos pueden darse. Una bebé de 7 meses de nacida murió de desnutrición.
Orangelis Figuera es el nombre de la pequena infante, nueva víctima de la desnutrición en 2017. La familia de Orangelis es habitante del barrio José Tadeo Monagas, en San Félix, reseñó Correo del Caroní.
Especialistas del Hospital Dr. Raúl Leoni relatan que ingresó a ese centro asistencial el pasado 23 de enero. Su mamá no la llevó al centro asistencial por la desnutrición: la llevó porque tenía unas manchas en toda la piel.
“Lo que tiene es lo de la piel. De lo demás está perfecta”, le dijo a los médicos. Pero las manchas eran lesiones pelagradas, una consecuencia de la falta de vitaminas.
Cuando la internaron en la unidad de cuidados intermedios del hospital de Guaiparo, los galenos supieron que el pronóstico no podía ser el más optimista: “No estaba vacunada, y cuando un niño desnutrido tiene la glicemia baja es un mal pronóstico. Unos días después, sin embargo, estaba más activa”, expone la especialista, que reservó su identidad.
A pesar de la reanimación, la salud de Orangelis tuvo un declive por la falta de esas fórmulas infantiles: en el centro médico no había. Las enfermeras le pidieron a la familia que las consiguieran. No pudieron: además de costosas, están escasas.
Orangelis empeoró, el pasado domingo, y dejó de respirar. Cuando murió, uno de sus ojos se desprendió de la cuenca ocular. “Estamos hablando de un caso de desnutrición severa y todos los órganos fallan. La desnutrición, como entidad clínica, es una enfermedad y tiene sus manifestaciones”.
Con información de Correo del Caroní.
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