A veces hay que explicar las cosas «con palitos» para que todo el mundo lo entienda, y el caso del aumento de la gasolina vs la implementación de «precios justos» en otros rubros que no cubren el área de producción y generan perdidas, es totalmente uno de ellos.
Por un lado se ve al gobierno proponiendo un debate para el aumento del precio de la gasolina, cuyo valor es excesivamente bajo en comparación con la adquisición de cualquier otra cosa en el país -literalmente, con lo que se llena un tanque no se compra ni un caramelo-, los argumentos que da el Ejecutivo son que está trabajando a pérdida y que el subsidio es extremadamente alto. Sin embargo, por otro lado, aplica una política de «precios justos» al rubro de alimentación, donde se pretende llevar los productos a un precio muy bajo a los consumidores, sin importar cuanto invierten o cuánto ganan.
El presidente de la República anunció el 21 de enero en la Asamblea Nacional (AN) que debía iniciarse el debate para el aumento del precio de la gasolina y encomendó al vicepresidente, Jorge Arreaza, la tarea de explicar la propuesta del Gobierno.
“Abro el debate el día de hoy aquí en esta Asamblea Nacional y encargo al vicepresidente ejecutivo, Jorge Arreaza, de acudir a esta Asamblea Nacional a explicar los pormenores de la propuesta que le vamos a hacer al país”, dijo Nicolás Maduro.
Arreaza acudió el 3 de marzo a la AN y sólo adelantó que “pronto” irá al parlamento “a plantear el aumento de la gasolina a un precio justo”.
La principal razón que esgrime el Ejecutivo nacional es que el precio de venta del combustible no cubre los costos de producción y supone un subsidio difícil de asumir. “Es un precio que no cubre prácticamente nada (…) No cubre el mínimo”, argumentó Maduro en la AN.
Con unos cortos publicitarios el Gobierno intentó graficar el asunto y masificar la idea.
http://youtu.be/IDN2RBH5sG4
Pero esa misma lógica no se la reconoce el Gobierno a los empresarios, quienes aseguran que el control de precios los obliga a vender alimentos, medicamentos, productos de cuidado personal y aseo del hogar por debajo de lo que cuesta producirlos.
Rezago en precios de alimentos.
“Tenemos productos donde no ganamos nada”, afirma Pablo Baraybar, presidente de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea).
En promedio en el último año las materias primas nacionales subieron 170%, los insumos nacionales 49%, los empaques 82% y el transporte 85%, de acuerdo a datos de Cavidea. Pero los precios siguieron congelados o no se incrementaron a ese ritmo.
El resultado es que hay varios productos con rezagos de precios: en el queso blanco pasteurizado ese rezago es de 800% tras 22 meses sin ningún ajuste. Las pastas tienen 18 meses con precio congelado y Baraybar asegura que el precio de venta “no está alcanzando ni para pagar materia prima”. En el pan de trigo salado la distorsión es mayor, ya que acumula 48 meses sin variación de precios.
En la harina precocida de maíz el precio fue ajustado recientemente, pero aún no cubre los costos de producción. Los datos de Cavidea indican que su precio de venta es un 6% inferior a lo que cuesta producirla. Empresas Polar también ha explicado gráficamente la distorsión del control de precios en el caso de su producto Harina P.A.N.
Con información de RunRun.es