Xiomara Rangel es una paciente oncológica que se ve forzada a hacer de todo para sobrevivir junto a su padre, quien también padece cáncer, en Venezuela.
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En el municipio Naguanagua, estado Carabobo, conocen a Rangel por su buen ánimo y actitud.
No obstante, desde que el régimen de Nicolás Maduro impuso la cuarentena nacional el pasado 16 de marzo, la situación en su hogar se profundizó porque se quedó sin ingresos y tuvo que ingeniárselas para lograr al menos comprar comida.
La mujer trabajaba como manicurista, un sector no priorizado durante el confinamiento, así que optó por comenzar a hacer mandados a sus vecinos.
“Hago lo que la gente quiera, le compro su comida, me dicen que les compre mortadela y voy corriendo, que les compre aliños, y voy. Es triste a lo que ha llegado el venezolano”, expresó.
Ragel tiene 57 años de edad y un diagnóstico de cáncer cervical para el que no cuenta con medicamentos para tratarlo.
Su padre, de 85 años de edad, también es paciente oncológico y se ha visto afectado por el deterioro del sistema de salud en el país.
“Tuve que llevarlo al oncológico de emergencia y al llegar el vigilante me dijo que estaba cerrado por la cuarentena. Formé un problema porque él tiene cáncer de piel y le había caído gusanos en las manos. Al final lo recibieron y lo parapetearon”, indicó.
Considera que en estos momentos el país afronta las peores condiciones que le ha tocado atravesar. “Vivo de lo que Dios me provee, esto es un caos. Para mi concepto de vida no hay ninguna cuarentena, Venezuela está con las patas para arriba, no hay agua, no hay luz, no tenemos qué comer, y no saben cómo arreglar todo este desastre”.
Redacción Maduradas
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