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¡DURO! “Pensé que se me había reventado la cabeza”: venezolana contó los momentos de terror que vivió al cruzar una trocha hacia Colombia

Yanalet Alemán, una venezolana que vivió momentos de angustia cuando cruzaba la frontera que une a Venezuela con Colombia, contó cómo fue su experiencia.

El Pitazo.

«Tuve mucho temor de caer al río, golpearme con una piedra y quedar ahí. Pensé que se me había reventado la cabeza cuando mi cuerpo quedó en el aire», señaló la joven al señalar que quedó suspendida cuando la tabla del puente improvisado por el que pasaba se partiera la noche del pasado viernes 13 de agosto.

La mujer oriunda de San Antonio del Táchira cruzó a Cúcuta esa mañana para hacer unas diligencias de trabajo, pero cuando regresaba ocurrió el accidente.

Las mayores lesiones las presentó en el lado izquierdo de su cuerpo, su hombro, pecho, y pierna se lastimaron cuando resbaló.

Según la Policía Metropolitana de Cúcuta hay cerca de 50 pasos irregulares en todo el eje fronterizo que son usados todos los días sin ningún tipo de control por parte de las autoridades de Venezuela ni de Colombia.

Los ciudadanos recurren a las trochas para poder transitar entre ambos países debido a que los pasos regulares permanecen cerrados.

«Eso es un puente improvisado, le ponen unas tablas de madera y le ponen unos tubos. Cada vez que uno pasa le piden colaboración de 500 o 1.000 pesos colombianos. Dicen que a uno le cobran por el mantenimiento de esos puentes. Esa es una de las tantas trochas que hay; queda en el sector Las Pampas. Pasamos por esa porque es la más corta y la más rápida», explicó la criolla.

Luego de la caída, la mujer vivió momentos difíciles cuando esperaba para recibir atención médica, desde las 7:30 de la noche hasta las 11:00 de la noche estuvo dando vueltas por San Antonio del Táchira tratando de ser atendida.

«Los ligamentos los tengo mal, tengo una fisura, me duele mucho la cabeza», dijo al detallar que su esposo tuvo que pedir ayuda para poder sacarla del puente donde quedó colgada.

La llevaron al Hospital Samuel Darío Maldonado, pero no había radiólogo, ni traumatólogo, solo pudieron inmovilizarle el brazo.

Al no lograr la atención que necesitaba su esposo la llevó a la clínica Argus, pero no había servicio eléctrico y solo estaban atendiendo emergencias; la travesía continuó en el centro médico del Rotary, pero tampoco habían especialistas.

«Hasta las 11:00 pm estuve en esa odisea dando vueltas de allá para acá y nada. Me trajeron a mi casa, no dormí nada, y al día siguiente, a las siete de la mañana, bajé a la clínica, esperé por el traumatólogo y me mandó reposo absoluto y tratamiento intravenoso», indicó.

En medio de la indignación por haber sufrido una caída debido a la obligación de tener que pasar por pasos irregulares señaló que las autoridades deberían reabrir la frontera.

«Yo quiero que esto se acabe ya, que abran esos puentes, esto es demasiado. Delante de mí pasó una muchacha embarazada, no imagino si hubiese sido esa muchacha la que se cayera. Pero en mi caso, ¿quién me paga a mí todo esto? Gracias a Dios, mi esposo trabaja y él cubrió los gastos. Pero me hubiera partido la cabeza, me hubiera enterrado una tabla de esas y ahí nadie le responde a uno. Yo pido que ya estas humillaciones terminen. El riesgo que uno corre por esas trochas es grande y nadie hace nada. Nadie», manifestó.

Redacción Maduradas con información de El Pitazo.

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