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¡DEDO EN LA LLAGA! Alejandra Benítez volvió a retar a los venezolanos con los ojitos del «supremo»

Cuando la esgrimista venezolana y exministra de deportes, Alejandra Benítez, fue eliminada en la segunda ronda de los Juegos de Río de Janeiro, vestía un uniforme con los ojos del fallecido Hugo Chávez.

En casa, fue demasiado para los televidentes que culpan a Chávez y sus seguidores por el colapso de la economía, y acudieron a Internet para decir que los ojos del revolucionario le habían dado mala suerte a la deportista, reseñó Reuters.

Foto: @BenitezVEN

Foto: @BenitezVEN

Benítez, de 36 años, respondió con un video – esta vez vistiendo una camiseta con un dibujo estilizado de los ojos del político de izquierda sobre los aros olímpicos: “Para que les duela más, miren los bellos ojos de mi comandante”.

El encono de la política de Venezuela había llegado a Río. Para una nación con semejante dificultad económica, los Juegos podrían haber ofrecido una distracción de la política. En cambio, mostraron lo profundamente politizado que está el deporte venezolano.

La mayoría de los casi 90 atletas olímpicos de la nación dependen del patrocinio y el respaldo del Gobierno, pero algunos carecen de entrenadores y practican con equipamiento muy pobre. Algunos tuvieron que pedir donaciones para financiar su viaje a Brasil.

La mayoría de los atletas venezolanos ha mantenido un perfil bajo en Río, optando por enfocarse en el desempeño y no en la política. La nación ganó tres medallas: una de plata y dos de bronce.

En entrevistas con alrededor de una docena de atletas, varios confesaron tener otra cosa en la mente: conseguir alimentos, medicamentos y otros bienes básicos para llevar de regreso a casa.

La jugadora de voleibol de playa Norisbeth Agudo dijo que su familia y sus amigos le habían pedido medicamentos y cosméticos, mientras que el velerista José Gutiérrez también dijo que quería llevar medicamentos a casa.

“Ese no es el motivo por el que estoy aquí”, dijo Gutiérrez, quien vive en Caracas. “Estoy aquí para pensar en la competencia (…) pero por supuesto uso la oportunidad para llevar a casa las cosas que necesitamos”.

En contraste, los aficionados venezolanos que hicieron el viaje a Río, pese al derrumbe del bolívar y la falta de vuelos desde Caracas, hablaban libremente de llenar el estómago y las maletas mientras estuvieran en Brasil.

“Salmón, bacalao – años que no veo bacalao por allá – una buena parrilla”, dijo el venezolano Juan Carlos, de 36 años, al llegar a un juego de baloncesto, agregando que también compraría remedios y productos de higiene.

Con información de Reuters.

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