La unión cívico-militar es uno de los pilares fundamentales que sustentan la doctrina bolivariana gestada por Hugo Chávez, que se ha afianzado desde hace año y medio. Cuentas de esto lo da la presencia significativa de miembros de la FANB en cargos diplomáticos, en ministerios e institutos del Estado. El gobierno tiene militares retirados a cargo de las embajadas de Rusia, Argentina, Brasil, Austria, Chile, Guatemala, México y Portugal, así como el consulado de Boston.
El ex embajador Milos Alcalay señaló que la creciente militarización evidencia la dependencia del presidente Maduro de la FANB porque se sustenta en los uniformados para mantenerse en el poder. Cree que el mandatario ha ampliado la tendencia castrense mediante una estructura horizontal, contraria a la verticalidad de Chávez.
“Maduro necesita compartir los centros de poder para mantenerse. En el área diplomática esto ocasiona una desprofesionalización del servicio exterior que se une a la estructura de militantes que ejercen como embajadores; los militares están regados en embajadas en países estratégicos para el gobierno, esto choca con el ideario latinoamericano que ha enfrentado el militarismo”.
Indicó que como se ha configurado un Estado militarista, los diplomáticos castrenses tienen vínculos de poder con los uniformados en gobernaciones, alcaldías, ministerios y otros organismos. “Al dejar la estructura interna, muchos militares tienen posibilidades de un premio de consolación en el exterior”, aseveró.
Expresó que es emblemática la presencia de militares en las embajadas de Brasil y Portugal, dirigidas por el almirante Diego Molero Bellavia y el general en jefe Lucas Rincón Romero, respectivamente, quienes fueron ministros de la Defensa. En la nación sureña varios miembros del Alto Mando han sido asignados luego de pasar a retiro, en tanto Rincón lleva años en el país europeo desde que fuese designado por Chávez.
Héctor Quintero, también ex embajador, manifestó que en gobiernos anteriores hubo militares fungiendo como diplomáticos, aunque no fue significativo. Refirió el caso del general Antonio Briceño Linares, que durante el gobierno de Rómulo Betancourt fue embajador en Italia; y el del general Fernando Paredes Bello, fue ministro de la Defensa en el primer gobierno de CAP pasó a embajador en Francia durante la gestión de Herrera Campíns.
El general Raúl Salazar, luego de ser el primer ministro de la Defensa de Chávez, asumió como embajador en España.
Distribución. Francine Jácome, presidenta del Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Políticos, señaló que el fortalecimiento castrense de Maduro ha hecho que algunos sectores comiencen a llamar “militar-cívico” al gobierno. Indicó que el incremento del generalato propicia su ubicación en ministerios e institutos porque en la Fuerza Armada no hay tantas plazas disponibles.
El vicealmirante retirado Jesús Briceño García, ex comandante de la Armada, afirmó que los cargos de los uniformados fuera de la FANB son importantes para la unión cívico-militar, según la cual se emplean los medios castrenses para controlar a la población. “La estructura de este Estado es concebida de tal forma que el estamento militar controla los mecanismos de seguridad y desarrollo”, indicó.
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