En Venezuela, el billete de más alta denominación es el de 100 bolívares que equivale a 9 centavos de dólar. Algunos economistas han apuntado que en el caso del de menor valor, de 2 bolívares, así como también el de 5, 10, y 20 bolívares, resulta más costoso el papel y la tinta con la que está impreso que la moneda misma.
Por años se había retrasado la salida a la calle de billetes de mayor denominación, pero con la inflación más alta del mundo -que cerró en 180,9% en 2015-, no quedó otro remedio.
La periodista Adriana Rivera, corresponsal de economía del portal El Economista de España, reseña que la semana pasada, el presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, anunció que este año se emitirán billetes de 500 y 1000 bolívares, aunque no precisó en qué fecha. La relación de los venezolanos con el efectivo se ha tornado difícil en los últimos tres ejercicios cuando la crisis económica se había enconado, la inflación aumentaba y la escasez de productos básicos se agravaba.
Para comprar un euro son necesarios al menos 12 billetes de los más altos. La subida constante de los precios hace necesario llevar cada vez más dinero en efectivo, lo que no sólo genera problemas de comodidad, sino de seguridad. Un dato muestra por qué esto es tan relevante: Caracas fue recientemente calificada como la ciudad más violenta del mundo y los robos están a la orden del día.
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Transacciones bancarias
Las transacciones bancarias también se han complicado y encarecido. A finales del año pasado, se redujo la cantidad diaria que dispensan los cajeros automáticos a 3.000 bolívares, poco si compara con el valor de un kilo de carne en un expendio informal, 2.500 bolívares, porque para adquirirlo al precio regulado se deben hacer largas colas en los comercios del gobierno y es probable que, al llegar, ya se haya terminado.
«Para pagar la compra semanal en el mercado de verduras, de unos 5.000 bolívares (el sueldo mínimo es de 11.577 bolívares), hay que llevar un fajo de billetes cuando en realidad es poco dinero», dice Lorena Gil, vecina El Valle, un sector popular de Caracas.
“Compré jamón, pan y queso para la semana y fueron 6.000 bolívares. El local tenía dañado el terminal electrónico y tuve que hacer dos retiros del cajero automático para poder pagarlo”, recuerda Tania Sánchez, habitante del centro de la capital.
Pagar con tarjeta de débito o crédito también puede resultar engorroso. Si al local se le dañó el terminal, es probable que el banco no tenga cómo reponerla por la escasez de repuestos, que son importados. El país, que después de la expropiación de empresas por parte de Chávez y los controles de precios y de divisas contrajo su producción y se volcó a la importación, no tiene dólares para reponer inventarios porque la caída del crudo ha mermado sus ingresos en 70%.
Sin control
¿Por qué, aunque valen ya poco, hay tantos billetes circulando en Venezuela? Porque el Banco Central ha impreso moneda sin respaldo para paliar el déficit que tienen tanto el Ejecutivo como Petróleos de Venezuela, la empresa que produce 95 de cada 100 divisas que ingresan.
Los billetes salen a la calle, aumenta la liquidez en manos de los ciudadanos y, por tanto, la inflación en un mercado signado por la escasez de productos de primera necesidad.
Gustavo Rojas, economista y director de la firma Polinomics, señala que la emisión de billetes de más valor trae implícita la aceptación de la altísima inflación. «La información extraoficial es que en realidad fue de 270% al cierre de 2015 y ya para 2016 se calcula que alcance 700%», apunta. Dice que la emisión de los nuevos billetes reducirá los costos de las transacciones en efectivo para los bancos y hará que la gente ande más segura sin tanto efectivo poco más.
Aunque el presidente del BCV dijo a la prensa que la emisión ayudará a bajar la inflación, Rojas no entiende la lógica del funcionario. «Eso no tiene nada que ver, lo que habría que hacer es dejar de imprimir dinero para comprarle la deuda a Pdvsa y adelantar una devaluación mayor a la que se acaba de hacer porque con eso no se cubre el hueco fiscal», explica.
La unificación cambiaria también sería un paso clave. Hasta ahora, las conversiones de bolívares a dólares que ha leído se han hecho tomando como referencia la cotización de dólar en el mercado negro, que es 100 veces más alta que la oficial, sólo usada por el gobierno en sus transacciones.
Con tantas tasas de cambio, los precios en Venezuela pueden resultar muy baratos si se llevan a dólares o euros. Pero las magnitudes son diferentes para quienes ganan poco más de 11.000 bolívares de sueldo mínimo frente a una cesta básica que en enero rebasó los 157.000 bolívares. Los billetes pequeños, de 2, 5, 10 ó 20 bolívares, sólo sirven para pagar por la gasolina que, pese al reciente aumento, sigue siendo la más barata del mundo.