¿Qué pasará ahora? Hemos vivido en base a declaraciones del Gobierno de Maduro que asegura -siempre, en todo momento- que Estados Unidos está por atacarnos, que todo lo que sucede es culpa de un «plan del imperio» y que entre nosotros viven miembros de la CIA, además por supuesto de la financiación de protestas, dónde a los «marchantes» les pagan en dólares. Todas estas son afirmaciones que hace el gobierno, cómo siempre, sin pruebas que avalen lo que dice, cosa que nunca importó… Hasta ahora.
Estados Unidos finalmente respondió anunciando la aplicación de sanciones a 7 venezolanos, miembros del Gobierno, por haber incurrido en la violación de los derechos humanos fundamentales en el país, cosa que ha desatado mil y un declaraciones por parte de Maduro y su combo, llevando aparentemente al país en picada, sin posibilidad de levantar el vuelo nuevamente.
“¿Hacia dónde va esta relación entre Estados Unidos y Venezuela? Cuesta abajo”, sintetizó Peter Hakim, presidente emérito del Inter American Dialogue, para quien el contacto entre los dos países es “totalmente anormal”, en un escenario en el que se torna difícil ver una salida.
La Casa Blanca sancionó a siete funcionarios venezolanos, cuyos eventuales bienes en territorio estadounidense serán congelados, una medida que según análisis no afectará los sectores de energía o petróleo de Venezuela pero enturbia aún más una relación política ya conturbada.
Venezuela “usará las sanciones para fortalecer su discurso. Las sanciones son contraproducentes en este momento, se podría haber coordinado con la comunidad internacional. Ya hemos impuesto sanciones antes y no funcionaron”, dijo la experta Sarah Kinosian, del grupo Center for International Policy (CIP), en una referencia a Cuba.
Como respuesta a estas sanciones, el gobierno de Nicolás Maduro llamó a consultas urgentes al encargado de negocios de Venezuela en Washington, un gesto diplomático considerado enérgico.
Para Hakim, la máxima dirigencia política venezolana está convencida “de que Estados Unidos está comprometido con sabotear su economía e instalar un nuevo gobierno oligárquico. Es difícil imaginar en qué forma esta relación podría mejorar ahora”.
En esa convicción, añadió el experto, el gobierno venezolano “puede estar exagerando un poco, pero debe haber algún otro elemento en todo esto que no estamos captando”. De igual forma, añadió, este paquete de sanciones “no hará que nadie cambie de política”.
En tanto, Eric Farnsworth, vicepresidente de Americas Society/Council of the Americas, dijo que las relaciones bilaterales entre ambos países “en estos momentos son terribles”, sin muchas perspectivas de mejoras en el corto o medio plazo.
En su opinión, “nadie tiene la ilusión de que estas sanciones cambiarán la economía de Venezuela o la dirección política. Por eso la medida es contraproducente, y además dará más munición al gobierno”.
Para Carlos Cárdenas, analista de la firma IHS Country Risk, las sanciones “no deberán tener ninguna influencia o ejercer presión” sobre Venezuela. Por el contrario, añadió, “podrá consolidar la unidad en el gobierno (venezolano) y potencialmente aumentar la inestabilidad política”.
Estados Unidos, opinó, “no va a adoptar sanciones realmente amplias contra Venezuela ni cortar el comercio petrolero. Pero mi visión es que por el momento esa relación seguirá esta tendencia”.
Kinosian, a su vez, señaló que “los dos países seguirán siendo socios comerciales importantes, eso no deberá cambiar”, pero que esto no significa relaciones diplomáticas en proceso de mejora, como ocurrió en el peor momento de la convivencia entre Hugo Chávez y George Bush, cuando el intercambio comercial no fue afectado de forma significativa.
“Pienso que Estados Unidos está, en alguna forma, perdiendo la paciencia con América Latina” por lo endeble de sus esfuerzos para ayudar a hallar una solución a la situación política en Venezuela, dijo Hakim.
Los países de la región, “en algún sentido, están ausentes. Estas sanciones pueden ser una señal, pidiendo que hagan algo, que encuentren formas de construir una solución, que no se alejen del problema”, añadió.
Para Farnsworth, “la solución obvia aquí es que otros países, grupos de amigos o grupos regionales, actúen de forma más activa. Estados Unidos está desesperado por que otros países de la región tomen ese liderazgo. Por sus propias razones internas en cada país, hasta ahora eso no ha pasado”.
En este mismo sentido, Kinosian apuntó que “en la situación actual sería mejor actuar en conjunto con la comunidad internacional, apoyar quien tenga más interlocución con Venezuela”.
Con información de El Nuevo Herald.