De acuerdo con un trabajo publicado por Ana Rodríguez Brazón en El Tiempo, Nicolás Maduro estaría procurando mantener a los más leales integrantes de su régimen en Venezuela y cerca de él ante la clara presión de parte de organizaciones internacionales y países.
AFP
Según Rodríguez Brazón, el pausado diálogo con la oposición, la reciente derrota en las elecciones de Barinas, la presión de la Corte Penal Internacional (CPI) exigiéndole respuestas a los crímenes de lesa humanidad ocurridos bajo su mandato y hasta la creciente tensión entre Rusia y Estados Unidos, tendrían al régimen de Nicolás Maduro en una «máxima alerta». Al parecer, sería una suerte de «prueba de fuego, qué tan débil o fortalecido está ante sus propias filas chavistas.
Sin embargo, estas no serían las únicas complicaciones que atraviesa el madurismo, sino que se contarían toda una suerte de asuntos fronterizos, armamentísticos, geopolíticos, económicos y sociales no menos importantes.
La derrota reciente en el natal estado de Hugo Chávez, Barinas habría sido, de hecho, un duro golpe para el régimen venezolano. Este episodio ha traído consigo la evidencia de grandes diferencias entre el chavismo y el madurismo.
«Ahora mismo, podríamos hablar de madurismo y chavismo como dos caras de una misma moneda, pero con claras diferencias«, señaló al respecto el politólogo venezolano Walter Molina.
Frente a esto, Molina consideró que la fortaleza de Maduro dependerá de mantener su coalición unida, es decir a los que son leales a ese madurismo, “al menos con el fin de no perder el poder y todo lo que ello podría significar”.
Redacción Maduradas con información de El Tiempo
De interés: