El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconoció el miércoles “oficialmente” a Jerusalén como la capital de Israel, una histórica decisión que se contrapone a décadas de diplomacia estadounidense e internacional, y amenaza con desencadenar una escalada de violencia en Medio Oriente.
“He decidido que es hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel”, dijo el líder estadounidense desde la Casa Blanca.
“Israel es una nación soberana con el derecho, como cualquier otra nación soberana, de determinar cuál es su propia capital”, dijo el mandatario en su discurso, en el que aseguró que esa decisión es “una condición necesaria para alcanzar la paz”.
También ordenó comenzar con el proceso de traslado de la embajada estadounidense de Tel Aviv a Israel y reivindicar “un nuevo enfoque” para el conflicto israelí-palestino.
“La paz nunca está más allá de aquellos dispuestos a alcanzarla”, dijo el líder estadounidense, que declaró igualmente que “Estados Unidos apoyará una solución de dos Estados si ambas partes acceden a ella”.
El anuncio de Trump catapulta a Estados Unidos al centro de una disputa de décadas sobre la ciudad, considerada sagrada por judíos, musulmanes y cristianos, y descarta las advertencias que le habían hecho aliados estadounidenses y líderes de todo Medio Oriente.
Al mismo tiempo, honra una promesa de campaña del mandatario estadounidense muy apreciada por cristianos evangélicos y por judíos de derecha, así como por numerosos donantes.
“Esta decisión no busca de ningún modo reflejar que nos apartamos de nuestro fuerte compromiso para facilitar la paz duradera”, dijo Trump, a la vez que anunció que su vicepresidente Mike Pence viajará al Medio Oriente próximamente.
“Entonces hoy llamamos a la calma, a la moderación, y a que las voces de tolerancia prevalezcan sobre aquellas que transmiten odio”, dijo.
Con información de EFE
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