El lunes 2 de agosto de 1993, en el pueblo de Savona, en Nueva York, Estados Unidos, Eric Smith, de 13 años, se cruzó con Derrick Robie, de 4 años, cuando pedaleaba su bicicleta por el parque, allí lo convenció de irse con él y lo llevó hasta el bosque
Una vez alejados de cualquier testigo, el adolescente tomó al niño por el cuello y lo estranguló, cuando el pequeño se desvaneció buscó dos piedras de gran tamaño, la primera de unos doce kilos la arrojó directo a la cabeza, luego lanzó la segunda. Posteriormente le quitó la ropa, buscó una rama de un arbol y abusó del pequeño cuerpo.
Luego de todo esto, el chico tomó el almuerzo de su víctima, tiró su cambur al suelo y lo pisoteó, desenvolvió un sándwich lo amasó con sus manos e intentó introducirlo a la fuerza en la boca del pequeño, abrió la bebida y tomó unos sorbos, el restante lo derramó sobre el cadáver.
Luego de todo esto, el joven se fue a su casa, pues lo habían suspendido del campamento escolar al que acudía poco antes de encontrarse con Derrick.
A las 11 de la mañana, Doreen Robie, la madre de Derrick, salió de su casa para buscar a su pequeño, esa había sido la primera vez que lo dejaba ir solo al campamento que estaba en la misma manzana, esa mañana recordó que se le hizo tarde para llevarlo y él le dijo: «‘Está okey ma, voy solo. Puedo. ¡Te quiero ma!’. Nunca lo dejaba ir solo a ningún lado, pero el campamento estaba tan cerca, no tenía ni que cruzar una bocacalle».
Cuando la mujer llegó al campamento se enteró que su hijo nunca llegó, por esta razón se aterró y fue a la policía para denunciar su desaparición. Cuatro horas después hallaron su cuerpo y determinaron que las causas de muerte fueron traumatismo craneal y asfixia.
Los detectives que rastrearon la zona donde hallaron el cuerpo encontraron un par de lentes metálicos, entrevistaron a todos los que habían estado en el campamento, sin ser convocado, tres días después del crimen, Eric Smith fue por voluntad propia a ofrecer su testimonio.
Eric dijo que esa mañana regresaba del campamento y había visto pasar a Derrick, pero el ángulo de visión que describió no coincidía con nada, luego cambió su declaración e incluso describió con detalle la ropa que llevaba el menor y su lonchera. Por tantos detalles que había ofrecido los investigadores le pidieron acompañarlos al sitio del crimen para reconstruir los hechos y allí notaron que disfrutaba su rol protagónico.
Volvieron a interrogarlo seriamente y en ese momento el joven se puso nervioso, preguntó: «Creen que lo maté yo, ¿verdad?».
Además, decidieron llevarle un vaso con la misma bebida que tenía Derrick en su lonchera, al verla el joven la tiró, sin saberlo había caído en la trampa psicológica que le tendieron.
El 8 de agosto el adolescente confesó el crimen, le dijo a su madre, Tammy, que él había asesinado a Derrick. La familia acudió a la policía de inmediato.
Redacción Maduradas con información de Infobae.
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