Luego de varios años de exilio, el escritor venezolano Leonardo Padrón aprovechó que estaba de visita en el vecino país, Colombia, para acercarse y pisar de nuevo su tierra natal.
Primicia.
El video fue compartido a través de Instagram donde explicó de una forma muy particular cómo logró «poner un pie» en Venezuela.
A continuación el relato de Leonardo Padrón sobre su breve regreso a Venezuela:
Hoy viví un momento que me estremeció. Logré poner -literalmente- un pie en Venezuela.
Después de cinco largos años de exilio, y aprovechando la invitación a la Feria del libro de Cúcuta, no resistí la tentación de acercarme a la frontera. Necesitaba hacerlo. Era un mandato físico.
Me bajé del carro. Caminé junto con @gustavoazocaralcala a través de la vertiginosa dinámica que signa toda frontera y entonces, de repente…allí estaba el país.
La silueta de montañas inequívocamente venezolana. La bandera ondeando. El rostro “zambo” de Bolívar sobre un pendón gigante. El río Táchira bajo mis pies. El puente Simón Bolívar y sus 350 metros sosteniéndome la nostalgia. El afecto de la gente que me saludaba. El largo suspiro del exilio.
Mientras atrapaba con la cámara el instante, parado donde parece que no debía, un PNB fijó sus ojos en mí y caminó a mi encuentro, haciéndome una seña hostil, como quien quiere atrapar una presa. Los reflejos funcionaron, junto con la oportuna advertencia de Gustavo, y retrocedimos los pasos suficientes para volver a territorio colombiano.
En fin. La nostalgia y la amenaza en una misma bocanada de tiempo.
No deja de ser impactante ver el flujo de gente que sale del país, unos a hacer compras en Cúcuta y volver horas después, pero la mayoría abandonando el mapa de su historia personal con el “hasta quién sabe” en la mirada.
A golpe de vista se advertía ese otro cauce de gente, el que no tiene más remedio que irse por las trochas. Ilegales a la fuerza. A la deriva.
Los cuentos de las matracas de policías y guardias nacionales son agobiantes. Pero más agobiante es aún la impunidad con la que actúan. Habría tanto que contar.
En todo caso, me llevo la emoción de haber estado allí. Como un chasquido. Tan cerca y tan lejos.
Redacción Maduradas.
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