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¡EXPLOSIVO! “El ocaso del comandante”, el libro que devela la FARSA tras la enfermedad de Chávez

El libro fue escrito por la periodista Ludmila Vinogradoff, actual corresponsal de medios internacionales en Venezuela, y publicado bajo el sello editorial El Nacional en su colección Actualidad y Política.

El ocultismo y el secretismo son dos sustantivos que definen la comunicación oficial del gobierno de Chávez, esta situación se agudizó aún más durante la enfermedad del fallecido presidente.

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Libro de Ludmila Vinogradoff / El Nacional.

Un país que desconocía el estado de salud del recién electo mandatario empezó a creer en los rumores que, por supuesto, empezaron a correr: desde aquellos que afirmaban que Chávez estaba muerto y otros que decían que se estaba recuperando satisfactoriamente y que pronto se presentaría para su juramentación. Aunque esto nunca sucedió y más de 30 millones de venezolanos se quedaron esperando la supuesta mejoría que anunciaban oficialmente.

El engaño y la mentira van de la mano con el desconocimiento de la situación. En busca de la verdad, muchos decidieron volcarse a las redes sociales y tratar de descifrar una pista entre toda la información que se publicaba en 140 caracteres.

El doctor José Rafael Marquina y el periodista Nelson Bocaranda fueron algunas de las personas que decidieron ahondar en la salud de Chávez. ¿Cómo fuentes no oficiales manejaban más datos que el propio gobierno?, ¿de dónde obtuvieron esas noticias?, ¿quién tenía más credibilidad: los tuits o los comunicados del Ejecutivo? Los venezolanos iban de la información a la desinformación en cuestión de segundos y el país debía manejar la ausencia de poder con la crisis que comenzaba a manifestarse.

El presidente paralizó el acontecer del país. La imagen del político, como señala el libro El ocaso del comandante, arrogante y egocéntrico quedaba confirmada con el primer mandatario y el manejo que se le dio a su enfermedad. Él era el propio vocero de su condición y desacreditaba a todo aquel que comunicara algo que no fuera lo que él decidía compartir, como fue el caso del doctor Marquina.

El equipo de El Nacional entrevistó a Ludmila Vinogradoff para que ahondara en los motivos de la creación del libro y su importancia en el contexto actual que enfrenta Venezuela.

¿Cómo define el “periodismo incómodo” que marcó la era de Chávez y cuál fue su actitud durante este período?

Chávez tenía otra actitud con los medios cuando era candidato a la presidencia: daba entrevistas a todo el mundo y su simpatía relucía ante los periodistas. Después del golpe en 2002, cambió: ya no le gustaban las críticas y se evidenció su plan de control sobre los medios. No podía permitir que se investigaran las irregularidades que se cometían en el poder, tanto él como su entorno.

En lo personal, tuve miedo al principio por las amenazas directas del propio presidente, pero lo superé. Decidí seguir informando, como lo venía haciendo, porque ese era mi deber periodístico.

¿Cómo describiría la trasformación del mandatario desde que llegó al poder hasta su lucha contra el cáncer?

Chávez se encerró en sí mismo y fue gradualmente revelando sus propósitos diabólicos de controlar el país. Esa fue la metamorfosis, se volvió en un psicópata político. Si se hubiera dedicado a tratar su enfermedad y no seguir siendo presidente, hubiese tenido más años de vida.

La confusión y el secretismo caracterizaron la enfermedad del fallecido mandatario. ¿Por qué el gobierno ocultaba todo?

Porque pretendía secuestrar el poder y las instituciones, aparte de perpetuarse en el poder indefinidamente. Por ello Chávez hizo una enmienda a la Constitución e impuso la reelección indefinida para él, los gobernadores y los alcaldes.  A lo mejor creía que podía seguir gobernando, incluso después de su muerte. No solo era ocultar, sino engañar a la población para que votara por un moribundo. Si esto no era así,  seguramente, no iba a ganar las elecciones presidenciales.

¿Por qué el gobierno dejó correr los rumores y con su actitud acreditó las informaciones extraoficiales que emitían comunicadores y médicos en las redes sociales, entre ellos Nelson Bocaranda y el doctor Marquina?

Esa fue una información desafiante y este libro también es desafiante porque contradice la información oficial que intentó ocultar la gravedad de su enfermedad. El cáncer que tenía no estaba encapsulado y ya había hecho metástasis. Después de la cuarta operación quedó muerto en vida. Él no murió el 5 de marzo, como dicen oficialmente, falleció antes. Chávez se prestó conscientemente a ese juego de desinformación, por lo que es el responsable de la crisis actual y del engaño al pueblo que tanto lo idolatraba y quería.

El libro busca la causa original de la desgracia que vivimos. Él bien podía haber preparado a otro líder del chavismo, pero no quiso. Su egoísmo y su ambición hicieron que delegara a Nicolás Maduro como su heredero. Si hubiese pensado en el futuro del pueblo y no en él mismo, nos hubiésemos ahorrado estos tres años de crisis.

La enfermedad de Chávez hizo relucir su lado humano. ¿Cómo conjugó su papel de presidente y de paciente?

Chávez fue un terrible paciente, no le hacía caso a ninguno de los doctores. Empezó a tomar fentanilo, uno de los opiáceos más fuertes, para evitar los dolores crónicos. Esta droga lo desfiguró de la cintura para arriba, por eso lucía más hinchado. Hasta ese extremo llegó, él se hizo daño a sí mismo, ¿pero a favor de qué? Su plan de patria lo llevó a la muerte y la destrucción del país.

Esta droga hacía que durmiera todo el día y apenas tenía un par de horas en la noche para asumir su cargo. Su ambición para continuar en el poder era tan grande que nunca tomó reposo.

Las redes sociales cobraron gran importancia durante la enfermedad de Chávez. ¿Considera que informaban o desinformaban sobre el estado del presidente?

Las redes tuvieron un papel protagónico. El doctor Marquina iba informando minuto a minuto lo que pasaba con el presidente. Las partes médicas oficiales se basaban en las explicaciones que divulgaba el médico en su cuenta Twitter. El gobierno se copiaba de la información porque fallaba en sus propios análisis.

Sin embargo, no todo lo que se publicaba era cierto, hubo cantidad de notas falsas que buscaban despistar la atención de los venezolanos. El doctor Marquina en una oportunidad cayó en la trampa, con la foto de Fidel Castro muerto. El hecho de que se filtrara esa imagen respondía a un plan del gobierno para ocultar el verdadero estado de Chávez.

¿Por qué el doctor Marquina se tomó el trabajo de informar sobre la salud de Chávez?

Él me comentó que estaba sorprendido de las mentiras del presidente cuando anunció su cáncer. Todo inició por la dolencia de la rodilla, dos meses después lo operan y no le avisaron a nadie. A partir de allí comenzó su curiosidad y empezaron a consultarle personas cercanas a Chávez. Esa fue su primera fuente, después contó con el apoyo de contactos cercanos al Cimeq, clínica en la que se estaba tratando.

Los venezolanos veíamos lo que decía el doctor en su cuenta Twitter para conocer todo lo relacionado con la salud del primer mandatario.

¿Cómo influyó la experticia cubana en el desmejoramiento de la salud de Chávez?

Chávez nunca comentó por qué quería ser atendido exclusivamente en Cuba. Lo que deduce el doctor Marquina es que él tuvo miedo de que se filtrara la información sobre su estado de salud. Creía que si iba a Sao Paulo o Estados Unidos, se iba a revelar su verdadero cáncer.

Estaba tan mal que en la campaña electoral que tenía que estar atornillado al camión donde se trasladaba para mantener el equilibrio.

¿Por qué escribió este libro?

Para desentrañar la verdad de lo que pasó y para que la gente juzgue por sí misma el engaño al que fueron sometidas. El libro muestra esta cara oculta con lujo de detalles.

Con información de El Nacional.

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