Desde que Maduro llegó al poder, este cuerpo militar ha crecido considerablemente. Sólo en Octubre del año pasado, se activaron 99 Áreas de Defensa Integral para mandar a los milicianos, los cuales tienen casi 500 batallones en todo el país, cuyo equipamiento y ubicación es desconocida ya que no ha sido revelada por el Ministerio de Defensa. Aparte, estas unidades militares tienen poder sobre la repartición de alimentos realizadas por los CLAP.
Por ejemplo, pocos conocen que en la avenida Lecuna, entre Parque Central y Nuevo Circo, se encuentra el batallón de Milicia Parroquia San Agustín, una de las 499 unidades de este tipo que existen en toda Venezuela según cifras oficiales.
Foto: Archivo.
«Esto lo mantiene la Vicepresidencia y también hay oficinas de la Misión Evangélica, de Protección Civil y Barrio Adentro«, comenta Héctor José Herrera, comandante del batallón, vestido con pantalón holgado y una chemise. Con un físico diferente al prototipo que se tiene sobre cómo es un comandante de un batallón: tiene 60 años, utiliza bastón y lentes.
«La Milicia no tiene edad”, sigue diciendo, “todos servimos, aunque sea para llevar comida a una trinchera en medio de la guerra. Aquí no se denigra ni se desecha a nadie«, agregó el comandante
Desde su creación oficial en 2008, la Milicia se convertido en la piedra angular del objetivo chavista de armar a los ciudadanos para defender el proceso de la revolución de cualquier supuesto ataque interno o externo, una forma de concretar la utopía chavista de la unión “cívico-militar”. Con la muerte de Chávez ni siquiera se detuvo el avance sino que se aceleró con la llegada de Nicolás al poder.
«Ha habido una línea de continuidad entre Chávez y Maduro. Primero fue un proceso de creación y ahora es de fortalecimiento«, explicó Luis Alberto Buttó, historiador y especialista en el tema militar.
Por otro lado, Rocio San Miguel, presidente de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, Defensa y la Fuerza Armada Nacional, expresa que “con Chávez la Milicia estaba más en un terreno declarativo y había pocos hechos. Ahora ha habido pasos concretos: se creó una estructura, se designaron recursos y se distribuyeron armas”.
Sin embargo, la gran parte de la estructura de la Milicia es anónima. El Ministerio de la Defensa jamás anunció los nombres de los 99 jefes de las ADI y tampoco se dignaron a entregar una lista de los 499 batallones y su ubicación. Los datos que se conocen son gracias a las redes sociales de los propios milicianos, documentos oficiales disponibles en la red, blogs y reportes de prensa que son difíciles de conseguir, lo que produce inquietud sobre cuál es la verdadera capacidad de operación de este cuerpo militar y cuáles son sus verdaderas intenciones.
Por si no estabas enterado, el 17 de mayo, el vicepresidente de Seguridad y Defensa del PSUV, Luis Reyes Reyes, anunció que el partido tiene como objetivo principal que al menos 80 mil militantes se unan a la Milicia. Si se cumple esta “meta”, más de la mitad de los miembros que forman parte de la llamada “vanguardia” del partido (delegados al Congreso y jefes de Circulos de Lucha Popular) pasarían a ser milicianos.
Por otra parte, nos recuerda Buttó que “la Constitución establece que los integrantes de la FANB no deben tener militancia política. Siendo el miliciano un integrante de la FANB, tiene un impedimento constitucional para militar en un partido. Esa situación sería una violación flagrante de la Constitución«.
Como no existe la lista oficial de batallones, jefes y miembro de la milicia, es imposible determinar cuántos militantes del PSUV lo integran, sin embargo, la relación del partido con la misma y sus labores de defensa han aumentado desde la llegada de Maduro al poder. Entre el 2012 y 2015 el Ministerio de la Defensa gastó 103.879.438 bolívares en supuestos proyectos de fortalecimiento y entrenamiento de la Milicia. En 2015 el desembolso fue de 43.956.789 bolívares.
Con información de El Nacional