«No te acuerdas de mí porque había miles como yo, pero yo me acordaré de ti el resto de mi vida«.
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Esas son las palabras que Michelle Licata le hubiera querido decir a Jeffrey Epstein a la cara. Sin embargo, no tuvo la oportunidad de hacerlo.
El financiero neoyorquino se quitó la vida en agosto de 2019 en la celda en la que se encontraba a la espera del juicio por cargos de tráfico sexual y conspiración.
Licata es una de las mujeres que participan en Jeffrey Epstein: Filthy Rich (Jeffrey Epstein: asquerosamente rico), una serie documental de Netflix estrenada hace una semana y que ya se ubica entre los programas más vistos de la plataforma de contenidos audiovisuales, reseñó BBC News.
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La serie dirigida por Lisa Bryant muestra en cuatro capítulos un meticuloso repaso de las acusaciones contra Epstein en los que supuestas víctimas son las protagonistas. Además, se coloca en manifiesto la red de poder y dinero que lo protegió durante décadas.
Víctima Vulnerables
«Había tantas cosas que decir que nunca se dirán… No hay justicia en esto«, expresó en el último capítulo Shawna Rivera, una de las mujeres que denuncia haber sido víctima de abusos por parte de Epstein cuando tenía 14 años de edad.
La infancia de Rivera no fue fácil. Su madre fue drogadicta y su padre cayó en la prisión cuando ella tenía entre 3 años de edad y salió cuando tenía 10 años de edad, refiere BBC News.
«Mi papá tenía una novia que tenía sus propios hijos, unos niños que claramente habían sido abusados antes. Poco después de mi 12 cumpleaños, mi papá y su novia le dieron una paliza al hijo de ella de 8 años y lo mataron. Delante de mí», narró.
La joven dejó su casa y vivió por dos años en refugios, así como en hogares temporales hasta que su abuela logró obtener la custodia. Justo en ese momento conoció a Epstein.
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Rivera relata que una amiga le pidió que la acompañara a la vivienda de un hombre, ubicada en Palm Beach, apenas cruzando un puente desde West Palm Beach, donde ellas residían.
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El contraste entre ambas localidades de Florida es profundo. Palm Beach es una de las zonas más lujosas de Estados Unidos, colmada de mansiones, yates, con extrema seguridad y privacidad.
Mientras que West Palm Beach es una ciudad más modesta, con algunos barrios de clase media-baja de donde provenían muchas de las chicas que visitaron la mansión del financiero neoyorquino.
Un patrón identificable
El testimonio de Rivera sobre lo que ocurrió al llegar a la lujosa propiedad es muy parecido al de muchas otras jóvenes que aparecen por primera vez ante las cámaras y que narran cómo el financiero les pagaba $200 por un masaje que duraba unos 45 minutos.
De acuerdo a la mayoría de los relatos, el masaje terminaba en actos sexuales: en algunos casos, Epstein se masturbaba, pero no llegaba a tocas a las chicas; en otros, existen denuncias de violación.
Algunas jóvenes aseguran que eran recibidas en la mansión por Ghislaine Maxwell, expareja de Epstein a la que casi todas las denunciantes señalan como co-conspiradora e incluso a veces como partícipe de los abusos sexuales.
No obstante, Maxwell, hija del fallecido magnate de los medios británico Robert Maxwell, niega cualquier participación o conocimiento de los hechos que se le imputan a Epstein.
El financiero aceptó haber mantenido relaciones sexuales en su casa, no obstante, siempre afirmó que las mujeres iban a ese lugar por propia iniciativa e indicó que ignoraba que eran menores de edad.
Las jóvenes que de alguna manera entraron en contacto con Epstein, ya fuera en su casa de Palm Beach o en otros escenarios, reconocen que al menos el primer encuentro fue por propia voluntad.
No esconden que el dinero sirvió como un gran incentivo, ya sea para poder pagar sus gastos o para ahorrar lo necesario para cambiar de vida. Las chicas dicen que Epstein se ofreció incluso a costearle a algunas los estudios.
La psicóloga Kathryn Stamoulis, especializada en víctimas de trauma sexual, aseguró en la serie de Netflix que el patrón mantenido por Epstein se ajusta perfectamente en la figura del depredador sexual.
«El depredador necesita detectar una víctima vulnerable, con problemas de dinero o un trauma sexual, alguien que esté necesitado de algo», resaltó.
Esquema piramidal
Virginia Giuffre, es una de las historias más conocidas en el caso de Epstein. La joven tuvo gran presencia mediática al denunciar que fue obligada a tener relaciones sexuales con el príncipe Andrés de Inglaterra en 2001, una acusación que él rechaza.
Virginia Roberts
No obstante, tal vez sea menos conocido el rol que desempeñaron algunas de las jóvenes, que de alguna manera pasaron a ser cómplices del financiero al conseguir nuevas chicas para él.
Es el caso de Haley Robson o Courtney Wild, quienes admitieron haber reclutado a decenas de jóvenes cuando ellas mismas todavía eran adolescentes.
Las dos se refieren a los sentimientos de culpa y vergüenza que las siguen desde entonces y ofrecen detalles que ayudan a entender cómo el sistema empleado por Epstein era en realidad una suerte de esquema piramidal de sexo con menores.
Exhaustiva investigación
Los testimonios de las mujeres se completan en la serie con el relato de los investigadores y abogados envueltos en los casos abiertos contra Epstein.
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Michael Reiter, quien fue jefe de policía de Palm Beach entre 2001 y 2009, precisó cómo las primeras denuncias de posibles irregularidades llegaron a su departamento en 2005.
Reiter explica en detalle cómo su equipo fue levantando un caso cada vez más sólido con las declaraciones de decenas de jóvenes dispuestas a testificar contra el poderoso magnate.
El proceso pasó a manos del Buró Federal de Investigaciones (FBI), que ya contaba en sus archivos con las denuncias de Maria y Annie Farmer, dos hermanas que alegaron haber sido víctimas de abusos por parte de Epstein a mediados de los años 90.
Luego de unos años en los que Reiter y sus hombres no consiguieron apenas acceso a la información, Epstein y el entonces fiscal general de Florida, Alexander Acosta, llegaron a un acuerdo en 2008 por el que el financiero se declaró culpable de dos cargos: solicitar el servicio de prostitutas y tentar a una menor a prostituirse.
Ese controversial acuerdo, al que las denunciantes no tuvieron acceso y que determinaba que Epstein ni ninguno de sus supuestos co-conspiradores serían procesados en posteriores causas, fue apelado sin éxito por el abogado de las víctimas, Brad Williams.
Sin embargo, una década más tarde, en noviembre de 2018, el diario Miami Herald publicó «Perversión de la justicia«, un reportaje de investigación que logró un premio Pulitzer y reveló el acuerdo entre Epstein y las autoridades federales.
Después de la publicación de ese reportaje, las acciones se aceleraron en 2019:
- En febrero, un juez federal declaró que el acuerdo fue ilegal.
- Epstein terminó detenido el 6 de julio, acusado de tráfico sexual de menores en Florida y Nueva York.
- Acosta, que en ese momento era secretario de Trabajo del gabinete de Donald Trump, dimitió el 19 de julio.
- El 10 de agosto de ese mismo año, Epstein fue encontrado inconsciente en su celda del Centro Correccional Metropolitano de Manhattan.
La autopsia oficial determinó la muerte como un suicidio, aunque hay quienes tienen dudas sobre asunto.
“Son tantas las historias que aparecen en la miniserie de Netflix que necesitaríamos un libro para darles espacio a todas ellas. (…) Durante toda la investigación, una cosa quedó clara para los policías y los abogados implicados: el financiero no pudo actuar solo”, precisa BBC News.
En ese sentido, los nombres de Ghislaine Maxwell, el príncipe Andrés, Donald Trump o Bill Clinton aparecen vinculados al de Epstein en mayor o menor grado. Pero cada uno niega cualquier relación con los crímenes que se le imputaban a Epstein.
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Redacción Maduradas con información de BBC News.
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