La enfermera española Irene Gervas contó la historia de cómo ha sido mantenerse en aislamiento junto a su marido, José María Cebrián Ruiz, y sus 11 hijos por haber dado positivo a las pruebas de covid-19.
Reuters
“Encerrados la cabeza empieza a dar vueltas, se te arma la tormenta perfecta”, dijo.
En este contexto, Cebrián reveló que su esposa fue la primera en presentar los síntomas y se sospecha que pudo contraer el virus en la agencia Renault en la que trabaja.
“Antes de que se decretara el estado de alarma Irene había atendido a muchos empleados, algunos de ellos habían llegado de Italia y tenían síntomas de coronavirus. Creemos que ahí se ha podido contagiar”, relató Cebrián.
Sin embargo, confesó que al principio todos estaban “muy escépticos” con respecto al nivel de propagación del coronavirus, pero se dieron cuenta de los efectos cuando los síntomas comenzaron a expresarse.
“Estuve en los dos extremos. Dos días después, cuando llamaron para decir que a ella le había dado positivo, yo ya estaba fatal”, acotó.
Tras esto, la pareja temía por sus hijos pues sabían que esto podría ocasionar un “efecto dominó” en su familia pues, al ser 13 integrantes en una casa, era “imposible” que se aislaran de sus once hijos.
“Tuve mucho miedo a lo desconocido, especialmente por los niños. Si no podemos aislarnos, ¿entonces qué va a pasarnos? El pobre médico estaba desquiciado. Aislarnos era imposible y no sabía cómo ayudarnos”, agregó Gervas.
No obstante, Carmen, de 15 años; Fernando, de 14 años; José Luis, de 12 años; y Juan Pablo, de 11 años, se organizaron para atender tanto a sus padres, quienes dormían en un piso, como al resto de sus hermanos.
Luego de unos días, los hijos fueron “cayendo de a dos en dos”, incrementando el temor pues la pareja presentaba dificultad para respirar. Les recomendaron quedarse en casa.
“Yo pensaba ‘a ver si estamos acá aguantando cuando deberíamos estar en un hospital’. Yo he llegado a pensar que efectivamente alguno podía morir. Yo pensaba que si me moría dejaba a Irene sola a cargo de 11 niños”, manifestó Cebrián.
Ante la confirmación de contagio de toda la familia, decidieron planificar horarios para que sus hijos cumplieran con las tareas domésticas, de acuerdo a las edades, para mantenerlos distraídos durante el aislamiento que tendrían que obedecer.
“El aburrimiento es letal para un niño. Determinamos que la mayor solo podía protestar una vez al día, así que su meta era elegir bien el momento. Otro, el que no paraba de decir ‘me aburro’ sólo podía decirlo una vez a la mañana y otra a la tarde”, comentó la pareja entre risas.
Hasta ahora, la familia se mantiene en aislamiento en su departamento de cuatro habitaciones y dos baños ubicado en Valladolid, España.
Redacción Maduradas con información de Infobae.