La pareja homosexual, conformada por Daniel Silva y René Ferrer, han documentado de forma minuciosa cada una de las amenazas que han recibido de parte de sus vecinos en Caracas.
VOA
“Lo vamos a matar (…) ustedes no merecen la vida”, han sido una de las amenazas.
En una pared del edificio donde vive con su pareja, René Ferrer, de 49 años de edad, quedan rastros de rayones con mensajes homofóbicos escritos a lápiz: “van a morir maldit*s maric*nes”.
Otros mensajes, que fueron pintados en la entrada de su apartamento, los ha borrado “por (su) salud mental”.
Daniel, un diseñador gráfico de 34 años de edad, confesó en una entrevista con la Voz de América (VOA) que se siente “preso” en su propia casa y teme que sus vecinos puedan agredirlo físicamente.
“Si en algún momento quiero tener un acto de cariño con mi pareja en público y se me ocurre tocarle la mano tengo el reproche social, veo la cara de terror porque, guao, dos hombres se están expresando cariño y amor”, dijo por su parte René.
Por ahora la pareja abiertamente homosexual sigue “en pie de guerra” en su apartamento en una zona de clase media de la capital de Venezuela, que ha sido su hogar por nueve años.
El conflicto con sus vecinos escaló durante la pandemia del coronavirus. Comenzó con chistes a través del grupo de WhatsApp del condominio, después pasó a los mensajes sobre el “asco” que le daba la homosexualidad, y luego a la violencia que hoy lo mantiene en ese estado de pánico.
En la puerta de su casa han encontrado orine humano, también en la manilla de su vehículo. En una ocasión, un vecino le bloqueó el acceso a su espacio en el estacionamiento y, en otra oportunidad, violentaron la reja de su departamento con una segueta.
Daniel también fue agredido físicamente al salir de una iglesia situada en el sector donde reside, y a la que previamente había acudido a pedir una misa para “concientizar” a sus vecinos.
“Decidí ir a hablar con el cura y decirle lo que me estaba pasando”, pero cuando regresaba a su vivienda recibió “un palazo en el ojo” por parte de personas que no identificó.
El caso ya se encuentra en Fiscalía, pero demoró, porque “básicamente tienes que mostrar la sangre para que la ley te voltee a ver”, añade René.
Redacción Maduradas
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