El pasado mes de junio, Pedro, un militar venezolano que huyó del país, tras el intento de golpe de Estado de abril de 2019, cruzó la jungla más peligrosa del mundo: el Tapón de Darién, la ruta colombiana que algunos migrantes utilizan para llegar a Estados Unidos.
De hecho, recientemente, se pudo saber que Panamá enterró los cadáveres de al menos 15 migrantes que fallecieron a merced de los múltiples peligros que existen en la jungla, como picaduras de serpientes o insectos venenosos, el agotamiento físico provocado por las largas caminatas de días y el riesgo de ser arrastrados por las corrientes de los ríos.
“¿Muertos? Vi muchos muertos. Al tercer día, había algunos comidos por gusanos, otros hinchados a punto de explotar. Vi a una mujer que perdió a su bebé y ella murió ahí. Vi a una familia completa que se la llevó la corriente de un río, Hay muchos muertos, muertos al cuarto día, muertos al quinto día”, reveló Pedro a El Pitazo, haciendo un esfuerzo por revivir el horror que vivió en el peligroso paso.
El militar, perteneciente al componente de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), habría huido de Venezuela para proteger su vida y la de su familia. Sin embargo, no midió los riesgos con los riesgos con los que tenía que lidiar en el corredor de 575.000 hectáreas entre Colombia y Panamá. Aseguró que, además de los peligros de la naturaleza, la ruta es conocida por ser el lugar propicio para atropellos, robos y narcotráfico.
A pesar de que Pedro se encuentra instalado ya en Tapachula (México) a la espera de encontrar un grupo con el cual viajar, ahora, a Estados Unidos. Ya atravesó Nicaragua, Honduras y Guatemala, pero su destino final es Estados Unidos.
«Llegué con los pies destrozados y con el alma desecha. Atajé muchos peligros. Es algo terrible, es una travesía demasiado peligrosa. No le deseo eso a nadie. Si pudiera regresar el tiempo busco otra opción«, relató el hombre.
Sus caminatas por la selva de Darién eran de unas 12 horas diarias, durante seis días, medio durmiendo y con un único deseo, llegar a su destino para luego encontrarse con su esposa, a quien tuvo que dejar en Pereira.
Redacción Maduradas con información de El Pitazo
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