La ciudad de Guayaquil, en Ecuador, ha sido una de las más afectadas por el paso del coronavirus en Latinoamérica, al punto de que los cadáveres se aprecian en las calles sin que nadie pueda atender el caos.
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Los ecuatorianos temen que los cadáveres sean peligrosos para la salud pública y es que los servicios sanitarios de ese país no tienen capacidad para atender esta situación.
Ante el aumento de fallecidos, el presidente ecuatoriano, Lenin Moreno, ordenó conformar una fuerza de tarea conjunta para poder sepultar a los fallecidos, pero la realidad es que la cantidad de cadáveres que han estado en las calles y domicilios de los ecuatorianos pueden traer consecuencias graves.
El nivel de descomposición de los cadáveres de personas que murieron por el virus es más rápido que en otras regiones de Latinoamérica por las altas temperaturas.
Redacción Maduradas con información de La Patilla
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