La crisis migratoria en Venezuela ha llevado a un aumento en la prostitución de mujeres jóvenes, especialmente en las zonas fronterizas del país, según lo informado por organizaciones no gubernamentales.
Foto: Marco Bello / Reuters
En la zona de La Guajira, en la frontera con Colombia, una joven que hace varios años migró hacia Colombia ahora espera por volver con su familia en Barquisimeto. Perdió su trabajo por la pandemia y tuvo que regresar a Venezuela caminando.
«Quedé sin nada. Quedé en la calle. Quiero llegar a mi destino, porque quiero reencontrarme con mi familia. Ver a mi papá y a mi mamá, por eso quiero llegar como sea, así sea vendiendo mi cuerpo«, confesó.
Asegura que su familia es extremadamente pobre y no pueden ayudarla en su retorno a casa, a esto se le suma una intensa escasez de combustible que incrementa los precios de traslados entre estados entre los 100 y 800 dólares.
«He ganado, pero tengo que gastar para la comida, para mis cosas personales y no me alcanza», explicó.
El Centro de Justicia y Paz informó que desde el año 2017 se han incrementado los casos de «sexo transaccional».
«Todo apunta a que el incremento de esta situación está muy vinculado a la emergencia humanitaria compleja, a la falta de las medios para poder acceder a alimentos o medios de supervivencia. Se convierte la actividad sexual en una de las formas que las mujeres tienen para abordar esta crisis. Mujeres profesionales que eran doctoras o periodistas y el único mecanismo de supervivencia ha sido pasar la frontera y dedicarse a la prostitución. Por obtener incluso una bolsa de harina pan, mujeres tienen que cambiar sexo por alimentos», alertó la directora de Cepaz, Beatriz Borges.
Además advirtieron que el delito de explotación sexual es común en la frontera con Colombia, zonas que son controladas por grupos delictivos.
«Para dejarlas pasar (a las mujeres jóvenes) por los pasos irregulares, parte de lo que les cobran o solicitan, son favores sexuales«, señaló la representante de Cepaz.
Por su parte, dos hermanas que prefirieron no revelar su identidad contaron que fueron captadas por estos grupos que las ofrecían como damas de compañía por 30.000 pesos, lo que equivale a ocho dólares.
«Nos dijeron que íbamos a trabajar de amas de casa y cuando llegamos allá nos dijeron que íbamos a trabajar de eso. Nosotros tuvimos que trabajar obligadas. Si no pagábamos a la señora que nos mantenía retenidas, nos quitaba la ropa o nos dejaba afuera. Nos vinimos sin nada. El 19 de julio nos decidimos escapar», explicó una de ellas.
Este tipo de engaños ocurre con frecuencia según lo revelado por Cepaz, al detallar que las mujeres acceden a irse a otro país con la promesa de que trabajarán legalmente y al llegar a sus destinos les retienen sus documentos para obligarlas a ejercer la prostitución.
Redacción Maduradas con información de VOA Noticias..
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