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¡HISTORIA! Así fueron los últimos días de Hitler: el Führerbunker, su euforia maníaca, las depresiones severas y los ataques de ira épicos

Un 16 de enero de 1945, Adolf Hitler se instaló en el fortificado búnker que mandó a construir bajo la Cancillería de Berlín, mientras las tropas de los aliados encabezados por la Unión Soviética (actualmente Rusia) ya se encontraban cerca del escondite del líder de la Alemania Nazi. El final del dictador fue el suicidio, pero su muerte se prolongó por muchos días antes de ese acto, con el que buscó eludir ser capturado con vida.  

AFP

De acuerdo a un extenso artículo publicado en el portal Infobae, se describe los últimos momentos del Führer. El 30 de abril del mismo año estaba acorralado por el Ejército Rojo, que se encontraba a tan solo 300 metros de distancia del búker. 

La estructura, según las versiones reseñadas en los últimos años, estaba inundada de un olor nauseabundo. En las últimas horas de Hitler, se sabe que sufrió de numerosos ataques maníacos. Y no fue hasta un paseo que realizó con su perro, que se convenció del final drástico que tomaría para no afrontar la derrota, en una guerra que solo por el lado soviético se cobró la vida de hasta 20 millones de personas.  

En abril, con los soviéticos a solo kilómetros de Berlín, el búnker que no resistía el gran número de personas que entraban y salían, se quedó con un personal mínimo. Todos eran conscientes de que el final estaba cerca.  

«El Hitler del búnker es, probablemente, el más auténtico. O al menos el que mejor grafica su personalidad. Ya no hay metáfora en él: el aislamiento era total, su desconexión con el mundo absoluta. Mientras ahí dentro movía tropas que ya no tenía, diseñaba batallas en las que estaba derrotado antes de empezar e imaginaba posiciones en territorios perdidos hace tiempo, afuera, diez metros más arriba de dónde él se refugiaba, Alemania sucumbía», relata el mencionado medio.  

Asimismo, se destaca que la escasez de agua, la falla en algunos conductos de ventilación y la falta de higiene general provocaron un olor nauseabundo permanente. 

Hitler salía poco de su encierro. La penúltima fue para una ceremonia de condecoración a niños combatientes en los jardines de la Cancillería. La última, un paseo con su perro Blondi, que le permitió asimilar la magnitud de los estragos y de lo cerca que se encontraban sus verdugos. Horas después, se suicidó.

Redacción Maduradas con información de Infobae

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