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¡HONRADAMENTE! Así se gana la vida este joven venezolano que viajó desde Falcón hasta la frontera con Colombia

La periodista Lorena Bornacelly recogió en la frontera con Colombia el testimonio de un falconiano que demuestra que la mayor parte de los venezolanos salen del país a trabajar honradamente por sus familias.

Foto: El Pitazo

El joven se llama Álvaro Peroza y trabaja en el Puente Internacional Simón Bolívar  vendiendo helados de frutas. Su meta es vender unos 200 helados diarios del lado colombiano, para que puedan ser pagados en esa moneda.

 

La razón de su llegada a la frontera fue la necesidad de comer y de vivir mejor, ya que en su Falcón natal solo podía comer plátano y yuca, que era lo más barato. La proteína ya no existía en su hogar, ya que no había dinero para poder comprarla ni para él, ni para su madre ni su hija.

“Llegué y alquilé una habitación en Ureña -a 15 minutos del puente- y allí conocí a una persona que también era del estado Falcón y fue quien me tendió la mano y me llevó a donde compro los helados que revendo. La vida no es fácil, pero al menos como y tengo para enviarle a mi familia dinero para que ellos coman allá en Falcón. Aquí trabajo para tener mejor futuro”, dice.

Los helados se los compra a un colombiano que vive en Ureña y los prepara. Él se los vende en 400 pesos y Álvaro los revende en 500 pesos (o 25.000 bolívares) y con esos 100 pesos colombianos de ganancia logra vivir. A diario vende un aproximado de 200 helados, de los cuales tan solo le quedan 20.000 pesos.

Pero 20.00 pesos representan al cambio aproximadamente un millón de bolívares diarios. Con ello puede cubrir sus gastos en Ureña y enviar dinero para que su familia coma en Falcón.

El detalle triste de la historia y que demuestra la descomposición de los cuerpos de seguridad: Los guardias nacionales que deberían amparar su trabajo lo «matraquean» cada vez que pasa y le quitan o 30.000 bolívares o una ronda de helados. Mientras que los policías colombianos se comportan de una maneta totalmente distinta.

«En cambio yo vengo a La Parada, a este lado del puente y los policías que están aquí son considerados y saben que este es mi trabajo y me compran helados. Ellos mismos me gritan ‘venezolano’ y yo les doy el helado, a pocos metros se ve la diferencia entre unos y los otros, la Guardia me roba y la Policía de Colombia me compra”, explica.

Redacción Maduradas con información de El Pitazo

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