La niña Beatriz Angélica Mora, de siete años, asistió a la celebración de la graduación de su hermana Samira Mota junto a su familia, estaban en el colegio privado Nuestra Señora Auxiliadora de Petronila, Pernambuco, Brasil.
La menor está cómoda porque también estudia en ese lugar y conoce a casi todos, además su padre, Sandro Romilton, enseña inglés en la institución y participa en la entrega de diplomas.
En un momento de la ceremonia, Beatriz siente sed y se acerca a su madre, Lucinha Mota, quien es congresista, para avisarle que irá en busca de agua en los bebedores del colegio, las familias se sienten seguras considerando que la seguridad contratada está habilitada ese día y solo la principal está abierta.
La madre se queda sentada esperando a que regrese su hija, mientras que el padre se toma algunas fotografías con los alumnos, pero al cabo de unos minutos la madre comienza a inquietarse porque la pequeña ha demorado mucho y comienza a buscarla entre la gente.
Cuando eran las 10:43 de la noche, Sandro subió al escenario e interrumpe a la banda musical pidiendo el micrófono para llamar a Beatriz: «Beatriz, ay hija mía, ¿dónde estás? Oye Bea, todos te buscan mi amor… Ella está vestida como yo, con la cara de su hermana«.
La idea del padre no funcionó, poco después retomó el micrófono para advertir nuevamente que han buscado por todos los espacios del colegio sin tener éxito.
Se suman a la búsqueda padres y trabajadores del colegio, al poco tiempo un guardia de seguridad la encontró en un depósito donde se guardan los elementos en desuso de un gimnasio donde tiempo atrás había ocurrido un incendio provocado por alumnos.
Habían pasado 41 minutos desde que la niña sintió sed, y en ese poco tiempo la niña ya había recibido 42 puñaladas y el cuchillo aún estaba clavado en su abdomen.
Las investigaciones por el caso comienzan, entrevistas, revisión de las cámaras de seguridad del colegio y las calle aledañas, piden grabaciones a quienes estuvieron guardando recuerdos de esa noche, y con estas imágenes se logra armar una línea temporal donde se observa a Beatriz sentada junto a su padre a las 8:10 de la noche; cuando su padre es llamado al escenario para entregar diplomas a las 9:51 de la noche momento en que la niña seguía sentada a su lado; cuando la niña se corre de lugar para quedar junto a su madre a las 10:02 de la noche y cuando se aleja de su madre para ir a tomar agua a las 10:09 de la noche.
En septiembre de 2016 la policía dio a conocer un video en que aparece un hombre vestido de verde que camina alrededor del colegio y una hora después aparece de nuevo hablando por teléfono y al terminar la llamada saca un cuchillo que guarda en su media, esa sería el arma homicida.
Luego el hombre entra al colegio y se pierde entre la gente; sin embargo, en una grabación, se puede ver cuando este sujeto cruza el auditoria hacia donde está la fuente de agua cerca de la misma hora en la que Beatriz fue a ese espacio. Pero después de esto no hay ni una sola imagen más de este hombre.
Las investigaciones policiales no daban ningún resultado, por lo que en 2019 la familia decidió iniciar una investigación paralela.
En diciembre de 2021, seis años después del crimen, los padres de Beatriz caminaron 700 kilómetros como protesta por la falta de respuesta sobre el crimen de su hija, esta actuación tuvo cobertura de todos los medios. Pocos días después, el gobernador Paulo Cámara anunció la destitución del perito penal a cargo del caso, Diego Costa.
A inicios de este año e cotejo de ADN hallado en el arma homicida arrojó una coincidencia total entre criminales detenidos: Marcelo da Silva, de 40 años, un hombre que había sido acusado por estupro contra una menor de 12 años y encarcelado por un robo en un supermercado.
El hombre fue confrontado por el hecho y terminó confesando el crimen; presuntamente la niña vio al hombre con el cuchillo, este quiso silenciarla y lo hizo acuchillándola hasta matarla.
Redacción Maduradas con información de Infobae.
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