Las caras que están dejando estas crisis por las que atraviesa el país son de tristeza y resignación. Ese es el caso de José Reyes Villamizar, un abuelo de 60 años de edad, quien vive de la basura para poder sobrevivir con su hermano.
Villamizar contó que hace unos meses tuvo una visión “Vi mucha basura y más adelante me conseguí un rastrillo, me dije: la basura y el rastrillo, algo me está diciendo la vida y al día siguiente decidí venirme a San Francisco para limpiar”. Hoy en día agradece la amabilidad de la gente. “Me siento congratulado porque gracias a la gente no paso hambre”, expresó el hombre a la periodista Mariela Nava para el diario La Verdad.
Foto: Diario La Verdad
El sexagenario comparte su humilde vivienda con su hermano, en el barro 28 de Diciembre en el estado Zulia, cerca del lugar donde trabaja. Aunque reconoce que vivir de la basura es triste, trata de hacer su labor de la mejor manera: Revisa la basura que los lugareños dejan y la selecciona, plástico, carton, juguetes y restos de comida, la última es divida en dos, “lo que come la gente y lo que comen los animales”. Diario puede hacer hasta 750 bolívares, gracias a lo que le da la gente por recibir las bolsas o por la venta del plástico y el cartón.
“Tiene que ver cómo llega la gente aquí buscando los cueritos o huesos para comer”, por eso los regala “Yo también sé lo que es pasar hambre, aunque ahorita, gracias a Dios, me sostengo de la basura”. Lo que hace a diario lo usa para comprar medio kilo de arroz o harina que comparte con su hermano, quien es recogedor de aluminio. Mientras está en su “plaza” dice que no pasa hambre. “Aquí me ayudan mucho, desayuno y almuerzo aquí”.
A pesar de que su alimentación no es la adecuada, da gracias a Dios por no pasar hambre. “Ni Dios lo quiera”. Él cataloga la situación del país como “pobreza extrema”, opinión que puede dar con toda propiedad luego de ver “un desfile de niños, jóvenes y ancianos que hurgan en la basura desde la mañanita hasta la noche”.
José llora recordando lo que ha tenido que sufrir en sus 60 años de vida y asegura que la basura es su principal proveedora. Aseguró que le ha dado mucho, «yo llegue descalzo y sin ropa aquí”, señaló al mostrar unas gomas curtidas y rotas que cubren ahora sus pies. Por eso está convencido que “la basura da para todo”.
Asegura que si pudiera pedir algo a la vida, sería que arreglara el sistema, porque la pobreza está extendida. «Los niños vienen a la basura desde muy pequeños hasta los 17 años, porque cuando cumplen 18 les da pena entrar en el contenedor, entonces se dedican al hurto, robo y atraco, da lástima ver cómo se está perdiendo la juventud”.
A pesar de todos los sacrificios que hace el hombre, se considera “afortunado”. La labor de mantener limpio el espacio de la avenida 50 y el kilómetro 10 de la vía a Perijá, es merecedora de agradecimiento por parte de la comunidad que transita a diario y que se detiene a darle algo a José. Pero también es motivo de críticas en contra de las autoridades del municipio sureño. “Ese es el trabajo del Gobierno municipal, por eso nosotros lo ayudamos”, dijo Carla Peña, vecina.
Con información de Diario La Verdad
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