Jaime es un paciente con covid-19 que falleció en el hospital Victorino Santaella de la ciudad de Los Teques, en el estado Miranda, el pasado 25 de marzo.
BBC Mundo
Mientras estuvo recluido en el centro de salud, Jaime se comunicaba con el exterior gracias a una serie de cartas que ahora su familia compartió.
«Por las tardes a veces se va la luz, y los pacientes que dependemos de aparatos estamos a la suerte de que el personal resuelva. Los equipos no tienen sus baterías», dijo Jaime en su primera carta advirtiendo sobre los problemas que generaban en el centro asistencial las fallas con servicio eléctrico.
La familia reconoce que lo llevó hasta el hospital con la esperanza de que allí le brindaran la atención que necesitaba, pero las cartas del paciente revelaron que no era así.
«Aquí no siempre alcanza la medicina para todos, por eso pregunté para que me las compren. A mí casi no me las dan aquí«, fue la manera n que Jaime pidió a su familia que buscara sus tratamientos de forma independiente.
Jaime, de 45 años, era administrador y padre de dos hijos, de 13 y cinco años, quienes no pudieron verlo durante los últimos días de su vida.
En sus cartas, Jaime también denunció fallas de infraestructura y prácticas inusuales como los insumos, medicinas y alimentos aportados por las familias de los enfermos a pesar de ser un centro de salud público.
Jaime comenzó a presentar síntomas el 4 de marzo, dolor de cabeza, debilidad y fiebre, y se hizo la prueba de covid-19 que dio positivo, comenzó su tratamiento en casa, pero al poco tiempo comenzó a presentar problemas para respirar, por lo que fue llevado a un hospital lejos de su casa en La Guaira.
Un familiar ligado al sector salud le ayudó a conseguir un cupo para ser hospitalizado a pesar de que el lugar estaba colapsado, cuando finalmente fue ingresado su familia tuvo que hacerse cargo de todos los gastos, hacían turnos para llevarle las tres comidas, artículos de higiene personal y ropa limpia.
La familia también le dio un cuaderno y un bolígrafo para que él pudiera comunicarse con ellos ante la advertencia de que un teléfono celular podía perderse en el lugar y con la ayuda de un guardia de seguridad los mensajes llegaban a su destino.
Redacción Maduradas con información de la BBC.