Ramón Chonoko, un hombre de 29 años perteneciente a la tribu indígena Eñepa, ubicada en San José de Kamayá entre los estados Bolívar y Amazonas, fue mordido por una mapanare (bothorops asper) también conocida como terciopelo, la especie de serpiente más peligrosa y venenosa de Venezuela.
Chonoko recorrió varios centros de salud, hasta llegar al hospital Dr. Raúl Leoni en San Félix, estado Bolívar; sin embargo, luego de más de 20 días del hecho, no ha recibido suero antiofídico polivalente.
Una de las complejidades en su caso es la comunicación, pues está acompañado por dos familiares; pero, él y su hermana no hablan español y su tío lo hace con poca fluidez.
“Es algo de admirar en cuanto a resistencia. Él lleva 23 días de haber tenido el accidente ofídico, es decir, la mordida. Allí yo te digo, desde la experiencia que he tenido, que una persona como tú y como yo, una persona común de ciudad, estaría muerta al tercer o cuarto día de la mordida, sin haber recibido el antídoto. No sé cómo ha sobrevivido sin ningún tipo de tratamiento, porque no lo han atendido en todo este tiempo”, manifestó Samuel Andrés Paredes Pérez, protector de animales y experto en serpientes.
Al mismo tiempo, agregó: “Esto se debe a que los riñones del cuerpo del joven estaban súper sanos y supieron metabolizar o absorber el veneno de la serpiente, aguantar el golpe y de un modo u otro la sangre se ha ido limpiando progresivamente, pero obviamente a costa de la posibilidad de tener la pierna en esa condición, posiblemente a costa de varias hemorragias internas, porque eso es lo que hace el veneno de las serpientes. En este caso, la mapanare es un veneno hemotóxico que destruye los glóbulos rojos, destruye la sangre, da un efecto anticoagulante, es decir, que la sangre se vuelve agua, se descompone y eso genera necrosis, que es lo que tú ves en la pierna del muchacho. Imagínate ese tipo de daño a tus órganos internos, porque eso se transporta por la sangre y afecta todo tipo de tejidos”.
Aunque los hospitales centinelas del país deberían tener una reserva de suero antiofídico polivalente; sin embargo, Paredes explicó que este fármaco se produce exclusivamente a travpes de Biotecfar S.A.
“Bioctefar es una de esas empresas, que es como una filial de la Universidad Central de Venezuela (UCV). Ellos hacen la extracción del veneno, utilizan caballerizas, si no me equivoco, para la creación del suero antiofídico. Es decir, todo el proceso de cómo crear el suero antiofídico. Ahora bien, ¿solamente una empresa produce toda la producción nacional de suero antiofídico? Sí. ¿Es algo que pudiéramos comprarle a Brasil, Colombia, Estados Unidos, Alemania o China? No. ¿Por qué? Porque cada ecosistema es distinto y, por lo tanto, la diferencia de fauna que hay puede generar que el suero antiofídico producido en Colombia, en Brasil, en España, en China o en Estados Unidos, no sirve para atacar los venenos generados en Venezuela por nuestra fauna”, precisó.
A juicio de Paredes, la escasez se debe a la falta de producción adecuada que pueda cubrir las necesidades de la demanda nacional.
Según una investigación hecha por el equipo de Lapatilla.com, el suero antiofídico cuesta 467,99 dólares; pero, en el caso de Chanoko se requieren unos seis kits, por lo que su tratamiento costaría 2.807 dólares. A esto se suma que el producto no está disponible en todos los estados, aunque en Bolívar está disponible en Ciudad Guayana y Upata aunque no hay las unidades suficientes.
“Él lleva 22 días aguantando, todo su cuerpo, el cerebro, el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones, todo ha estado aguantando ese golpe y si él sigue vivo, oye, tiene su mérito. No es algo imposible, ha habido casos registrados a nivel mundial de personas que no recibieron atención médica adecuada o prescindieron totalmente de ella y lograron aguantar pese al daño local que surgió”, detalló.
Redacción Maduradas con información de La Patilla.
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