El Gobierno ataca por el estómago. Las recientes medidas de distribución de alimentos son una estrategia para castigar a los venezolanos, en especial a aquellos que no respaldan al régimen chavista.
Como reacción ante la asfixiante escasez que golpea a Venezuela, el gobernante Nicolás Maduro lanzó un programa para distribuir alimentos que busca disminuir el hambre de millones de venezolanos que no tienen suficiente para comer tres veces al día. Eso siempre y cuando el beneficiario no sea un opositor.
En lo que está siendo descrito como una violación a los derechos humanos, el régimen de Maduro está haciendo uso de su control sobre la cadena de repartición de productos para redistribuir los escasos alimentos que estaban llegando a los supermercados hacia las familias que aún se mantienen fieles a la revolución.
Es una perversa estrategia que busca recompensar a cerca de un 15 por ciento de la población que aún respalda al régimen de Maduro, y castigar a más de un 70 por ciento que anhela un cambio de gobierno, dijo desde Washington Antonio De La Cruz, secretario ejecutivo de la firma Inter American Trends, reseñó El Nuevo Herald.
“Lo que prácticamente está haciendo el Gobierno es secuestrando la comida que había para las cadenas privadas y se la está entregando a los sectores que aún siguen siendo adeptos a ellos”, denunció De La Cruz.
“Esto lo están manejando a través de los consejos comunales, y dejando a todos los demás por su cuenta, a ver cómo hacen [para comer], y con ello están castigando a todos los que votaron contra el chavismo en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre”, agregó.
La medida, que fue denunciada por dirigentes de la oposición, está ejerciendo mayor presión sobre los muy escasos inventarios en las cadenas de supermercados en Venezuela y obligando a millones de personas a buscar productos en el mercado negro, donde los precios pueden ser entre 10 y 20 veces más altos.
En cierta forma esta miserable acción le ha permitido al Gobierno mantener ocupado al pueblo en busca de comida, en vez de plantarse a protestar en las calles.