La tarde del pasado miércoles 4 de diciembre se registró la cuarta muerte en menos de una semana en el servicio de Hematología del Hospital de Niños José Manuel de los Ríos.
Se trata de Ana Victoria Véliz, de ocho años de edad, quien era una de los 30 pacientes que se encuentran en la lista de espera por un trasplante de médula y cumplía un mes hospitalizada debido a las constantes recaídas en su tratamiento.
Aunque su padecimiento fue detectado cuando tenía cuatro años de edad, su esperanza de vida se vio coartada el pasado 2017, cuando la Fundación Venezolana de Donaciones y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) emitió un comunicado en el que informaba la suspensión del Programa de Procura de Órganos en Venezuela, según reseñó El Pitazo.
Su tratamiento que se basaba en transfusiones y quimioterapias, se vio afectado a su vez debido a la carencia de insumos, irregular acceso a los medicamentos y falta de reactivos necesarios para los estudios que deben realizarse a la sangre previo a las transfusiones, lo que provocó las constantes recaídas de Véliz.
“Con cada niño que no es atendido a tiempo, que es dejado a su suerte hasta morir, el Estado vulnera los derechos de todos los niños. Cada uno de estas muertes pudo tener un destino distinto, pero no ha habido voluntad. Todas las muertes duelen por igual, que ocurran tan seguidas son evidencia suficiente de la postura de los gobernantes. Es una herida difícil de sanar”, sostuvo Katherine Martínez, directora de Prepara Familia.
Redacción Maduradas
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