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¡LE CONTAMOS! La grave denuncia de una migrante retornada: “Nos trataban como si estuviéramos presos, pero sin haber cometido ningún delito”

Lizmar Aponte, su hermana Yosmary, cuatro niños y un sobrino pasaron 46 días entre refugios para migrantes que retornaron al país en medio de la pandemia por el nuevo coronavirus, una experiencia que comparó con la cárcel.

Lizmar Aponte.

La mujer había migrado a Colombia, donde solo estuvo tres meses y medio, ´pues la aparición del coronavirus obligó a que tuviera que hacer de nuevo las maletas para volver a Venezuela, acogidas por el Plan Regreso a la Patria implementado por el gobierno de Nicolás Maduro.

La propuesta de las autoridades venezolanas es que quienes regresan pasan solo ocho días en un refugio y otros siete en la Ciudad Deportiva mientras quedan en aislamiento y cumplen los protocolos sanitarios para prevenir la propagación del virus.

Entraron al país el 12 de mayo, llegaron a Guasdualito, en el estado Apure, y, según Lizmar, la familia y el resto de las personas que los acompañaban  presuntamente quedaron presos como si hubiesen cometido algún delito.

Primero estuvieron en la Escuela Guasdualito donde pasaron ocho días, les hicieron una prueba rápida donde asegura que todos los resultados fueron negativos, las evaluaciones fueron repetidas dos días después y el personal de salud les indicó que todos los que estaban en el lugar se habían contagiado de covid-19, aunque no les mostraron los resultados que constataba esa afirmación.

Luego los sacaron de la escuela, separaron a las familias, Lizmar y sus dos hijos fueron trasladados al hotel San Román, mientras que su hermana y sus sobrinos e quedaron en el hotel La Arenosa.

Las hermanas quedaron prácticamente incomunicadas, incluso la madre de ambas, Yrene Aponte, denunció el 10 de junio que su familia estaba desaparecida porque llevaba una semana sin saber de sus hijas y sus nietos.

“En el hotel comenzamos a protestar porque no nos entregaban los resultados para verificar que realmente había 61 contagiados. Ignoraban nuestro reclamo. Nos trataban como si estuviéramos presos, pero sin haber cometido ningún delito, al menos eso fue lo que me dijo un funcionario que estaba ahí: ‘ustedes son presos del gobierno, a ellos les conviene tenerlos aquí porque pueden sacar provecho de la ayuda humanitaria que llega de otros países’», contó la mujer.

Para la familia, los 46 días fueron como una pesadilla, pues recibían poca comida y se las proporcionaban después de las horas correspondientes.

“Todos los días nos contaban como si fuéramos presos. Nos levantaban de madrugada y nos trataban como los peores delincuentes”, dijo.

Redacción Maduradas con información de El Pitazo.

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