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¡LE CONTAMOS! Los incómodos refugios temporales de muchos venezolanos en Bogotá

El portal La Voz de América compartió la forma en la que algunos venezolanos viven en Colombia, tras haber migrado. Algunos, los más vulnerables, se han visto en la obligación de vivir en los llamados «pagadiario«, una suerte de refugios o residencias en las que viven varios migrantes ante la imposibilidad de arrendar un apartamento propio.

VOA

La característica principal de estos lugares es que la estadía se paga por día y, por lo general, los arrendatarios trabajan, día a día, para pagar arriendos que pueden oscilar entre los $5 y los $7 diarios, o su cambio en pesos colombianos.

«Esa es la vida aquí, como es pagadiario, tienen que estar día a día, estar luchando saliendo a buscar qué consiguen para pagar la habitación. Y con la cuarentena y la cosa, se les ha hecho un poco difícil… He escuchado que en otros edificios que sí cobran el día, así no los hayas trabajado. Si no lo pagas, no te dejan entrar«, dijo, al respecto, Esteban Chirinos, administrador de uno de estos locales y migrante venezolano.

Sin embargo, no en todos estos refugios las condiciones son apropiadas o las más cómodas para sus inquilinos. Según los testimonios de algunos residentes consultados por VOA, algunas familias viven en condiciones de hacinamiento.

«El motivo de vivir en un pagadiario es por la razón de que muchas personas colombianas no nos quieren arrendar apartamento y, si los arriendan, nos piden una garantía y nadie nos va a servir de fiadores… porque muchos venezolanos han cometido delitos acá, han quedado mal y eso nos ha llevado a pagar más de lo que se debe acá en arriendo», contó Elita García Salas, una residente en uno de estos establecimientos.

Al entrar al edificio donde reside, VOA reseña que hay poca luz; que las paredes parecen golpeadas por los años; y que se ve una sombría escalera que conduce a los otros niveles. Esto sin dejar de mencionar los vidrios y puertas rotas.

Por lo general, los venezolanos que viven en estos lugares, comparten algunas áreas, como los baños, y disponen de apenas una habitación que funciona como toda una vivienda, pero, al tener que pagar los montos diarios que desembolsan, los costos son mucho más elevados que alquilando una vivienda. Se estima que, en total, durante un mes, un venezolano puede pagar hasta el equivalente a $200.

Todo porque muchos arriendos prefieren no recibir a venezolanos.

«No los vale, porque sí tú ves el establecimiento, no tiene piso, en unas malas condiciones y hay que cancelarlo porque no vamos a dormir en la calle con los niños«, lamentó García.

La mayoría de los ciudadanos que viven en «pagadiarios» se fueron de su tierra en busca de «oportunidades», pero muchos de ellos carecen de una economía estable.

En estos establecimientos, tienen, muchas veces, que adaptarse para evitar tener problemas con otros inquilinos y, aunque tienen acceso a «todos» los servicios públicos, viven con la incertidumbre de ser desalojados por el incumplimiento de algún pago.

Redacción Maduradas con información de VOA

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