El futuro de la crisis en Venezuela dependería en buena parte de lo que ocurra en los cuarteles en el país. El régimen de Nicolás Maduro cuenta con la “lealtad” de más 140.000 uniformados militares, pero estos tendrían intereses económicos, mas que políticos para evitar un cambio de gobierno.
AFP/Jhonn Zerpa
«A los militares ya no les interesa tanto el poder político de los ministerios como el manejo de las empresas, especialmente en tres actividades que producen divisas: el petróleo, la minería y los alimentos», explicó a La Nación de Argentina Rocío San Miguel, de la ONG Control Ciudadano, que publicó el año pasado un informe titulado «El entramado de empresas, fundaciones y órganos militares en Venezuela».
La estatal petrolera Pdvsa, por ejemplo, que aporta más del 95% de los ingresos del presupuesto nacional, está dirigida por un oficial de la Guardia Nacional Bolivariana, Manuel Quevedo, un mayor general sin experiencia en el tema.
La minería es otra industria controlada por militares, a través Camimpeg (Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas, creada en 2016), que es presidida por el mayor general Alexander Cornelio Hernández Quintana. Cabe acotar que Venezuela tiene una de las reservas de bauxita, oro y diamantes más grandes del mundo.
El sector alimentación no se queda atrás, y es que este es controlado por militares a través de la Gran Misión de Abastecimiento Soberano, creada hace tres años para combatir el desabastecimiento y dar pleno dominio a los uniformados sobre el sector, desde la producción hasta la distribución y comercialización de alimentos y remedios. Esta es dirigida nada más y nada menos que por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López.
«En este momento hay más de 1000 militares activos y retirados al frente de cargos públicos, desde funciones políticas hasta económicas. En ninguna democracia latinoamericana hay semejante cantidad de efectivos que desempeñen tareas ajenas a la función de defensa y seguridad para la que se formaron», explicó el economista José Manuel Puente, del caraqueño Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA).
El profesional de la economía explicó además que el diferencial cambiario termina siendo un gran negocio para los uniformados.
«La brecha cambiaria en Venezuela permite a los militares beneficiarse en sus empresas del dólar preferencial, comprar a diez y vender a 20. Así que difícilmente acepten renunciar a la alta renta que les genera la situación cambiaria», agregó Puente.
Los militares dependen de la continuidad del régimen de Maduro para mantenerse en estas posiciones de poder en los sectores económicos ya mencionados. Y es que si solo fuera por su salario militar, por ejemplo, un mayor ganaría apenas el equivalente a unos 15 dólares mensuales, un ingreso que le alcanzaría para mantener a su familia durante tres días.
La gran pregunta entonces es si un futuro gobierno democrático podría «desarmar» este entramado para regresar el control de la economía a manos privadas.
«Hasta que Guaidó no les ofrezca a las Fuerzas Armadas un plan de futuro no hay posibilidad que reviertan su apoyo a Maduro», consideró San Miguel.
Redacción Maduradas con información de La Nación de Argentina.