En las últimas semanas el dólar paralelo inició una escalada que, por ahora, no tiene freno. Para el presidente de la República, ese dólar “no existe” y sólo es un instrumento de “guerra financiera”, pero economistas alertan que la distorsión del mercado cambiario puede provocar un “tsunami” que estimulará la inflación, deteriorará aún más el poder adquisitivo y golpeará el patrimonio de los ciudadanos.
El Gobierno nacional prometió a comienzos de año “pulverizar” al dólar paralelo. No fue la única metáfora que empleó para expresar las intenciones con respecto al que en su momento fue un dólar “innombrable”. También ofreció “torcerle el brazo”, como si de una lucha cuerpo a cuerpo se tratara. Pero al cierre de 2014 el valor del dólar en el mercado negro emprendió un ascenso, que por ahora luce sin límite.
“Ya tiene beneficios, el riesgo país ha bajado, los bonos están al alza, casi 6 puntos; y el dólar paralelo bajó de 90 bolívares a 50 y pico o 60 bolívares (por dólar)”, dijo en marzo el presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), Nelson Merentes, a propósito de los resultados iniciales del Sistema Cambiario Alternativo de Divisas (Sicad 2).
Pero el paralelo se resisitió. En apenas semanas la cotización del dólar en ese mercado ha saltado, al menos, 80% al pasar de los 100 bolívares por cada billete verde hasta los 180 bolívares. O lo que es lo mismo: el bolívar se depreció en ese mercado 80%. El economista y profesor de Harvard, Ricardo Haussman, ha calificado lo que está ocurriendo como la “mayor devaluación en la historia del bolívar”.
En cambio, para el presidente de la República “el dólar paralelo en la realidad económica venezolana no existe” y es un “instrumento de guerra financiera, monetaria, psicológica”. Asegura que 98% de las divisas que se emplean en la economía son asignadas por el Estado a través de los tres tipos de cambio oficial.
¿A qué se debe la escalada del paralelo?
Economistas como Pedro Palma y Miguel Ángel Santos coinciden en que son varias las causas que se han conjugado para propiciar el salto en la cotización. Un primer elemento está estrechamente ligado a las expectativas cambiarias originadas a raíz del desplome en los precios del petróleo.
“Al bajar los precios del petróleo, se refuerza la percepción de que los dólares van a escasear y se van a encarecer, en consecuencia la gente se inclina por adquirir dólares”, apunta Pedro Palma, quien fue presidente de la Academia de Ciencias Económicas.
Miguel Ángel Santos también cree que ese es uno de los factores determinantes. “En las últimas semanas tiene que ver más con la caída del petróleo, la gente se está anticipando a lo que pudiera ser una megadevaluación”, dice quien se desempeña como Investigador del Centro de Desarrollo de la escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard.
Otro ingrediente que propicia la escapada de la divisa norteamericana en el mercado negro es la política monetaria expansiva del Gobierno: se lanzan bolívares a la calle que, ante la escasa oferta de bienes durables que comprar y la alta inflación, se encaminan a la compra de dólares en el paralelo.
“El Banco Central de Venezuela (BCV) crea dinero para financiar el gasto público deficitario de empresas como Pdvsa, hay una expansión monetaria brutal que estimula la demanda y no se encuentra qué comprar, sólo dólares en el mercado libre”, dice Palma. Datos del BCV indican que al 21 de noviembre de este año el monto adeudado por Pdvsa al ente emisor ascendía a 643 millardos de bolívares.
Santos también sostiene que esa “impresión de dinero”, con tasas de crecimiento anuales muy elevadas, estimula la carrera meteórica del dólar paralelo al ser de los pocos salvavidas ante la pérdida del poder adquisitivo del bolívar. Agrega, además, otro elemento: el “nerviosismo” de la población ante lo que califica como la “inacción absoluta del Gobierno” para corregir las distorsiones económicas o reaccionar ante el abrupto descenso de los precios del petróleo.
¿Existe el dólar paralelo?
Aunque la cotización del dólar en el mercado paralelo tiene un alto componente especulativo y está lejos del tipo de cambio de equilibrio, estimado entre 25 y 35 bolívares por dólar, eso no significa que sus efectos no se sientan en la economía real.
Tanto Santos como Palma aseguran que la cotización del dólar negro funciona como un “marcador de precios” para buena parte de los productos que se comercializan, ya que las expectativas del costo de reposición indican que difícilmente se obtendrán dólares baratos al momento de importarlos nuevamente.
“El dólar paralelo tiene un impacto contundente porque ese dólar libre es el que tiende a fijar precios por los costos esperados de reposición, es lo que todo el mundo espera que va a costar un dólar porque sabe que difícilmente va a reponer a una tasa como la del 6,30”, indica Palma.
Desde la óptica de Santos ese fenómeno suele tener un “impacto fuerte” en el comportamiento de los precios, lo que puede acelerar aún más la inflación. “Va a haber un proceso de inflación muy fuerte, ese 180 está anticipando algo”, asegura.
Los datos del BCV indican que entre enero y agosto de este año la inflación fue de 39%, siendo el mayor salto para los ocho primeros meses de un año desde 1997, mientras que la anualizada fue de 63,4%.
¿Tiene techo el dólar paralelo?
Para Miguel Ángel Santos si no hay una corrección de los graves desequilibrios económicos y si persiste el descenso en los precios del petróleo, hay poco espacio para el optimismo con respecto a una caída del paralelo. “Salvo que ocurra algo que cambie las expectativas, lo veo difícil”.
Pedro Palma ve en la coexistencia de tres tipos de cambio oficial y un paralelo que supera en casi 30 veces al 6,30, un “desconcierto cambiario” que puede derivar en algo peor si no se realizan ajustes en la política cambiaria, monetaria, fiscal y petrolera, “porque lo que hoy se vislumbra con todas esas variables es que podría seguir subiendo”.
Ese escenario le abriría las puertas a lo que ha definido como “tsunami cambiario”, un fenómeno que tendría efectos en los precios, en el poder adquisitivo y el patrimonio de los ciudadanos, si se observa lo ocurrido en anteriores controles de cambio. “Ese tsunami todavía no ha ocurrido porque no ha devaluado, se presenta cuando desmantelan el control de cambio y unifican al tipo de cambio libre (…) Y se devalúa porque no queda otra alternativa, con la inflación es imposible mantener un control de cambio fijo”, alerta Palma.
Santos advierte un escenario similar al recordar que en los controles de cambio del pasado “el paralelo no ha bajado nunca”, sino que las tasas oficiales terminan aproximándose al dólar libre. “Históricamente nunca hemos visto el paralelo bajando”.
El Canciller, Rafael Ramírez, informó que Nicolás Maduro anunciaría un “conjunto de medidas extraordinarias para defender la economía”. Previamente, el presidente de la República, adelantó que prepara el “perfeccionamiento” del Sicad 2, aunque sin ofrecer detalle, mientras que el presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Ricardo Sanguino, adelantó la creación de una subcomisión para investigar la “especulación cambiaria”. ¿Bastarán esas medidas para detener la escapada del paralelo y evitar el “tsunami cambiario”?
Roberto Deniz / Runrunes